China ya no quiere fabricar, sino diseñar y producir

In by Simone

Beijing está apostándole a dejar de ser un país que se apropia de las ideas ajenas para convertirse en uno que las genera. La meta del gobierno es que los objetos producidos en el gigante asiático ya no digan “made in China”, sino “designed in China”. Y así, posicionarse como una de las nuevas mecas del diseño industrial en el mundo.
La lógica detrás del cambio de rumbo es que China necesita diversificar su economía para hacer sostenible su desarrollo. Aunque la economía del gigante asiático goza de buena salud, el bajo costo de la mano de obra que le permitió convertirse en la segunda economía del mundo está desapareciendo. El surgimiento de una clase media, de un fuerte mercado local y el aumento del consumo han elevado el costo de vida y los salarios, ocasionando que muchas compañías trasladen sus fábricas a países más baratos como Vietnam o Indonesia.

Mientras tanto, la demanda de talento chino es cada vez mayor. Por un lado, las compañías chinas intentan construir marcas sólidas que puedan competir a nivel internacional. Para conseguirlo necesitan productos de alta calidad y diseño de punta, como los teléfonos móviles Lenovo, las bicicletas Forever C o las zapatillas Huili. Por otra parte, las marcas extranjeras buscan conquistar un mercado potencial de 1.330 millones de personas, cosa que sólo pueden conseguir si adaptan sus productos al gusto chino.

Con la crisis financiera muchas marcas han entendido que no es sostenible depender de productos económicos y de baja calidad”, afirmaba recientemente Chen Dongliang, director del Centro de Diseño Industral de Beijing, en una entrevista con CCTV. “Las compañías deben reflexionar más sobre el valor añadido y el diseño industrial es la clave para generarlo”. Y China está posicionándose como el lugar perfecto para ello.

Beijing, capital del diseño

Una de las iniciativas más ambiciosas del gobierno chino es la Semana del Diseño de Beijing, que buscó convertir a la capital en el punto de referencia mundial del diseño industrial y la innovación tecnológica. La segunda edición del certamen –que organizó el Ministerio de Educación, el Ministerio de Cultura y la Municipalidad de Beijing- reunió a casi 1.000 diseñadores de 30 países y atrajo a más de 300.000 visitantes. Y aunque el evento contó con la presencia de reconocidos diseñadores internacionales, el centro de atención fue la producción local.

"Beijing es el punto más estratégico que existe hoy”, señaló a China Files Vittorio Sun Qun, uno de los organizadores del certamen. “La Semana del Diseño es un paso más en un proceso inevitable: China ya se convirtió en una potencia importante económicamente, y ahora quiere darse a ver no sólo como un país que fabrica sino como uno que innova. Y el mundo necesita una plataforma fuerte como Asia, que impulse exitosamente la innovación tecnológica y cultural, y la integre con la industria y el mercado”, concluye.

El diseño industrial ya comienza a dejar su huella en la transformación urbanística de Beijing. Antiguos complejos industriales de la periferia de la capital china se han convertido en enormes laboratorios creativos, con estudios de diseño, talleres de producción y galerías comerciales. De hecho, se estima que unas 250.00 personas trabajarían en las cerca de 20.000 firmas de diseño, arquitectura y tecnología que existen en la capital, según los cálculos del Centro de Diseño Industrial de Beijing. Y aunque no todos son diseñadores, ilustran la vitalidad del boom del diseño industrial en China.

Invertir en diseño

Aunque quien impulsa el diseño de productos y la innovación es el sector privado, el gobierno chino entendió que se necesita una gran inversión en educación para satisfacer la creciente demanda de diseñadores cualificados.

Se estima que hay más de 400 programas de diseño en todo el país y que todos los años se gradúan cerca de 10.000 profesionales. “Las escuelas de diseño industrial brotan como retoños de bambú”, afirma Yan Yang, director del departamento de diseño industrial de la Universidad Tsinghua de Beijing, una de las más prestigiosas de China.

Una lista de las 60 mejores escuelas de diseño compilada en 2008 por la revista Businessweek y Bloomberg, elaborada por un panel de 22 expertos del sector, incluía ya a tres universidades chinas. La Universidad de Tongji, en Shanghai, fue una de nueve consideradas como innovadoras por su currículum con énfasis tanto en diseño como en la parte empresarial.

China es uno de los pocos lugares donde todavía existe una gran libertad para experimentar, porque como diseñador estás en la etapa primeriza de algo pero al mismo tiempo sabes que aquello en lo que trabajas tendrá una influencia global”, afirmaba Aric Chen, curador general de la Semana del Diseño, al New York Times.

Para el diseñador estadounidense de origen chino, China reúne hoy las circunstancias que impulsaron al diseño estadounidense y europeo después de la Segunda Guerra Mundial: nuevas tecnologías, grandes cambios en los estilos de vida y una sociedad que experimenta transformaciones en sus estructuras sociales. “Los diseñadores chinos están cuestionando no tanto el cómo revivir la estética tradicional, sino el cómo diseñar en el contexto de China contemporánea. Y es un lugar de mucho movimiento, de muchas trasformaciones”, concluye.

Artículo publicado en Portafolio (Colombia)

[Foto de Nicola Longobardi]