China Files en Japón, un año después: La reconstrucción desvela a los japoneses

In by Simone

En Sendai hay algunas personas que murieron por segunda vez el 11 de marzo de 2011. Ese día, los cuerpos enterrados en el cementerio frente a la playa fueron las primeras víctimas del terremoto y del tsunami que golpearon la costa japonesa y dejaron más de 15.756 muertos y 4460 desaparecidos. El tsunami tuvo su epicentro a 70 kilómetros de Sendai y arrasó con todo en esa ciudad: edificios, autos, cultivos de arroz y personas, vivas y muertas. Hoy, esta zona de la prefectura de Miyagi fue entregada al olvido y caminar a lo largo del paseo que bordea el mar es casi una acción rememorativa. Reportaje de China Files que apareció en portada del diario La Nación en Argentina.
SENDAI – Tirados, allí, hay restos de lo que alguna vez fueron platos, juguetes, barcos y hasta autos. En pie, sólo queda un templo que fue levantado en memoria de las casi 300 personas que murieron en ese lugar, y una residencia, que muchos llaman la casa fantasma, porque sus fundamentos resistieron la potencia de las olas que alcanzaron los diez metros.

Pasó un año después  de uno de los cinco terremotos y tsunamis más fuertes en toda la historia. La reconstrucción, a la que se destinaron 253.000 millones de dólares, va más lenta de lo que el gobierno afirma en sus comunicados oficiales y desvela a los japoneses. 
Según las estadísticas de la cámara de comercio de las zonas golpeadas, alrededor de 3000 empresas, el 18% de las compañías regionales, perdieron sus instalaciones.

Se estima, además, que el tsunami dejó más de 22,53 millones de toneladas de escombros y desechos; apenas ha sido eliminado el 5%. La infraestructura del país se recuperó en su nivel básico, pero quedan muchas zonas que, como la playa de Sendai, permanecen sólo en la memoria de los habitantes.

En la prefectura de Fukushima, hay decenas de estas zonas, sólo que no fueron deshabitadas por la destrucción, sino ante la amenaza atómica. En un radio de 20 kilómetros de la planta nuclear de Fukushima se evacuaron a casi 70.000 personas y su regreso está prohibido. Los ex residentes del área se encuentran esparcidos a lo largo del país. Es más, unas 260.000 personas viven aún en casas provisionales en las prefecturas de Iwate, Miyagi y Fukushima.

Yamashida es uno de ellos. A los 60 años tuvo que abandonar su hogar en el pueblo de Namie, perder su trabajo como cajero de una ferretería y mudarse a una de esas casas prefabricadas.

"Tengo mucha rabia, especialmente porque la Tepco [Compañía eléctrica de Tokio, que operaba la planta nuclear], la responsable de todo esto, no ha ayudado a nadie. Dijeron que recompensarían, pero no hemos visto nada. Son lentos, los procedimientos son engorrosos" afirma. Después de aceptar su nuevo estado de refugiado, Yamashida empezó a formar parte de ese grupo de la sociedad japonesa formado por activistas que reclaman respuestas. Ellos organizan para mañana la manifestación "No Fukushima" y creen que la situación no está bajo control, como el gobierno y Tepco dicen.

En una estación de servicio a 30 kilómetros de Fukushima, Yamashida activa una máquina que registra el nivel de radiación. "Los niveles son mucho más altos de lo que el gobierno aduce", dice.

En el campo de refugiados de Koriyama, está Kazuhiro, un ingeniero de 48 años que trabaja para Tepco. La noche del 11 de marzo, pocas horas después del terremoto, recibió una llamada. "Fui afortunado, me enviaron a 300 metros de la central a que revisara qué estaba ocurriendo. A algunos les pidieron entrar directamente en la zona del desastre. Los que se negaron fueron obligados a renunciar al día siguiente", recuerda, y añade que si se lo hubieran pedido, habría ido. "Es nuestro trabajo. Incluso si sos un ingeniero tenés que estar en primera línea si es necesario, especialmente cuando es útil para la vida de otras personas", añade.

Cada mañana Kazuhiro va a la central de Fukushima, y al J-Village, una estructura que antes era hogar del seleccionado de fútbol de Japón y hoy es sede de los cuarteles generales de la Tepco. Todos los días debe someterse a exámenes médicos para medir su resistencia a la radiación y cada tres, a unos más profundos para evaluar el estado de sus órganos. Por la J-Village pasan casi 3000 personas al día, todos trabajadores de la compañía.

Cargado de radiación

Gracias a un descuido de los guardias, Kazuhiro abre la puerta a China Files de lo que parece un refugio posatómico. Entre pabellones, centros médicos y locales, hay un salón con el mapa de Fukushima, delimitando los reactores y las zonas de radiactividad con diferentes colores. Los reactores se ven rodeados de una gran mancha roja, rosada, naranja, amarilla y con pocos espacios para el azul, que indicaría un reposo en el derrame radiactivo. En algunas partes, hay un número marcado claramente: 4000 microsievert por hora. "Al año, puedo acumular máximo 10.000 microsievert. Después de eso, mi trabajo llega al final" aclara.

A pesar de estar cargado de radiación, él tiene una visión sutilmente corporativa: "La central nuclear permitió enriquecer esta zona y les dio empleo a muchos". Pero también critica a Tepco y al gobierno "por haber pensado más en el dinero que en la seguridad".

Kazuhiro se casó un mes después del tsunami y quiere tener un hijo. "La situación es difícil y no sé si podremos regresar a vivir en esta zona. Ahora es imposible." Pero en sus sueño espera que su hijo nazca donde él vivió toda su vida, no en su actual casa prefabricada. 


Y si bien muchos de los refugiados aceptan que el país pasó por uno de los mayores desastres naturales en la historia, el reclamo que aún queda es por el manejo de la energía nuclear. Entre los evacuados surgió una red llamada "Madres de Fukushima", un grupo de mujeres que se encuentran para ponerse al día de la situación radiactiva.

Ellas son parte fundamental de la manifestación de mañana. "El pueblo japonés está en contra de lo nuclear -explica una de ellas-. ¿Nos olvidamos de las dos bombas atómicas? El problema es que la política nunca tomó la decisión de forma democrática y no tenemos derecho a expresarnos frente al tema."

Reportaje publicado en la portada de La Nación (Argentina).

[Crédito foto: nukesofhazardblog.com]