Chile busca interesar a China en puente colgante para la isla de Chiloé

In by Simone

Un puente que uniría la isla de Chiloé con el resto de Chile es el proyecto bandera con el que al gobierno de Sebastián Piñera le gustaría potenciar la inversión china en su país. El puente colgante sobre el canal de Chacao en el sur de Chile es uno de los proyectos de infraestructura que presentó en Beijing el Ministro de Obras Públicas chileno Laurence Golborne ante el gremio de constructores chinos. Con la visita del ministro Golborne y la próxima firma del protocolo adicional sobre inversiones del Tratado de Libre Comercio entre los dos países, Chile busca comenzar a atraer una inversión china que hasta el momento le ha sido esquiva.
“Más que un puente para Chiloé, es un puente para Chile”, señaló Golborne durante la presentación del proyecto ante la Asociación de Constructores de China (CHINCA), que agrupa a más de 1.500 empresas constructoras que desarrollaron proyectos por más de 100 mil millones de dólares por fuera de China el año pasado.

La isla Grande de Chiloé, donde viven unas 150 mil personas, se encuentra conectada a la plataforma continental por un servicio de transbordador o ferry que atraviesa el canal de Chacao. El viaje, desde la localidad de Pargua hasta el puerto de Chacao, demora entre media y una hora según la estación y las condiciones climáticas. Con un puente, que pasaría por un punto del canal más estrecho hacia el occidente, ese recorrido podría reducirse a apenas tres minutos.

China, que cuenta con cinco de los diez mayores puentes en el mundo, es uno de los candidatos más lógicos para construir el puente. Especialmente porque muchos de sus grandes puentes se han construido en años recientes: entre ellos sobresalen el puente Xihoumen conectando a las islas Zhoushan en Zhejiang o los puentes Runyang y Jiangyin sobre el río Yangtse. “Estos elementos son los que nos hacen pensar que tendremos interesantes propuestas que nos permitirán materializar este proyecto”, añadió el ministro.

La conexión de Chiloé con el resto del país ha sido un sueño desde los años sesenta, pero hasta el momento el proyecto nunca se había concretado. En parte, se debe a que las muy particulares condiciones geográficas y climáticas lo convierten en una obra compleja. No sólo porque es un puente sobre el mar, sino porque Chiloé se encuentra en una zona altamente sísmica y porque el canal presenta vientos y corrientes fuertes, así como mareas pronunciadas. “Tenemos que tener mucho cuidado con las características especiales que tenemos en la región”, señalaba a los constructores chinos María Luisa Garrido, ingeniera a cargo del proyecto en el Ministerio de Obras Públicas.

El puente colgante de dos luces, que se convertiría en el más largo de América Latina y el número 17 del mundo, tendría 2,6 kilómetros de extensión y como mínimo tres carriles en cada dirección. Tendría un único punto de apoyo sobre el canal de hasta 120 metros de profundidad, en un cerro casi por completo sumergido conocido como la roca Remolinos. El costo estimado del proyecto, cuyas especificaciones fueron hechas públicas este fin de semana, es de 740 millones de dólares.

Además del puente que conecta a Chiloé con el resto del país, el ministro Golborne buscó interesar a los constructores chinos en otros dos megaproyectos, que se entregarán en concesión: la parte del anillo de circunvalación de Santiago llamada Américo Vespucio, una vía subterránea de tres niveles con un valor de 2.000 millones de dólares, y la Costanera Central, otro tramos subterráneo que unirá varios distritos con el centro de la capital y costará otros 2.000 millones de dólares.

Con estos proyectos, que entrarán en licitación durante los próximos dos años y están previstos para 2019, Chile busca aumentar la inversión extranjera directa (IED) china en el país. A ello debería contribuir la suscripción del capítulo de inversiones del Tratado de Libre Comercio entre los dos países, que Santiago y Beijing llevan negociando dos años y que podría concretarse en los próximos dos meses. Ese acuerdo se sumaría al capítulo de bienes suscrito en 2005 y al capítulo de servicios suscrito en 2008, que actualmente están en vigor.

Concretar una mayor inversión de China en Chile ha sido un objetivo desde que el TLC entró en vigor en 2006. “Sin duda alguna queremos que la inversión china en Chile aumente. No hay ninguna razón para que una economía del tamaño de la china tenga inversiones en Chile inferiores a los 90 millones de dólares”, señalaba a China Files en octubre pasado el vicecanciller chileno Fernando Schmidt Ariztía.

Para muchos expertos chilenos robustecer la IED china en Chile es una meta fundamental para lograr unas relaciones económicas sólidas. “Tenemos que superar la etapa en que la relación dependen solamente del comercio exterior. Queremos que nuestras empresas sean capaces de buscar joint ventures para hacer inversiones conjuntas, como lo está haciendo Chile en otros países latinoamericanos”, señalaba a China Files el ex presidente y hoy senador Eduardo Frei Ruiz-Tagle en mayo pasado.

[Fotos cortesía de Manuel Bahamondez y E. Carr]

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