AIIB: el revés chino

In by Andrea Pira

El Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura (AIIB) ha sido uno de los temas tendencia durante las últimas semanas, ya que se convierte en un escenario nuevo dentro de la contienda por el liderazgo global entre Estados Unidos y China. Sin embargo, previo a hablar de lleno sobre el tema, considero pertinente realizar una serie de señalamientos para poder entender mejor la importancia de dicho organismo multilateral.Cuando China “no existía"

He decidido nombrar así este apartado, ya que sí hablamos del sistema financiero actual, nos tenemos que referir a la época después de la Segunda Guerra Mundial y a principios de la década de los setenta, un momento en la historia en donde la República Popular China no tenía un papel transcendental dentro de la escena internacional. Por lo tanto, podemos señalar un sistema monetario y financiero internacional dominado en un principio por los Acuerdos de Bretton Woods, y que se reforzaría con los Acuerdos del Smithsonian, dando lugar al liderazgo económico de Estados Unidos. Un liderazgo que se consolidaría con el protagonismo del dólar dentro del mercado de valores, como parte de las consecuencias de la crisis petrolera del 73.

Hacia el panorama actual

Es así como se erigieron las actuales instituciones de éste sistema, que hasta hace unos años se mantenían legitimadas y fuertes a nivel internacional; y a su vez, respaldaban el liderazgo estadounidense u occidental dentro de la economía, en 2015 el panorama se ha tornado distinto. Uno de los conceptos que nos lleva a esto, es que la importancia de la economía internacional se basa en su alta vulnerabilidad. Ya lo mencionaba George Soros, uno de los principales especuladores a nivel mundial, que la economía ha ido más allá del simple comercio, por lo que hoy las actividades que se realizan dentro del mercado de valores juegan un papel más importante que las simples transacciones de compra-venta de bienes o servicios. Retomando a Soros, también menciona que uno de los grandes defectos de éste sistema se encuentra en su mecanismo, ya que existen inestabilidades incorporadas a los mercados financieros internacionales. Por lo tanto, los grados de dependencia o interdependencia- mencionados en colaboraciones anteriores- de Estados Unidos han vuelto vulnerable su liderazgo. Por otro lado, China se incorporó a esta dinámica a partir de su apertura con Deng Xiaoping. Sin embargo, lo ha hecho de forma muy cautelosa, manteniendo ciertos “candados” para no ser víctima de esta vulnerabilidad. Uno de estos candados es la devaluación de su moneda, como mecanismo precautorio y de competitividad. Aunado a esto, y desde mi interpretación, China en espera del escenario actual se preparó para tener cierto control dentro del sistema. Es decir, el poder económico no sólo se refiere a ser considerada la “maquiladora del mundo”, sino va más allá de estas actividades. Por lo que China se perfiló a ser un país prestador de manera “informal”, y además, colocó a sus empresas – SOE’s- en los principales mercados y se encuentra presente como uno de los países líderes en temas de commodities. Como consecuencia de todo lo mencionado, se rescata uno de los temas sobre el poderío chino, que en México y Estados Unidos generan cierto miedo, que es la internacionalización del yuan o una nueva divisa que enfrente al dólar americano.

Bajo todos estos antecedentes, la creación del Banco Asiático de Inversiones para Infraestructura se convierte en un paso agigantado hacia la hegemonía económica china. Siendo un herramienta que lleve a un nuevo nivel su esquema de cooperación, y pasar del modus operandi “informal” al formal. Sin embargo, lo importante es resaltar las implicaciones que tiene este banco a nivel política internacional. Cabe señalar que el tema del AIIB se reaviva en tiempo de crisis, cuando a pesar de la “fortaleza” del dólar americano hay varios puntos débiles dentro del mismo sistema económico, y a su vez debilidad política. El 2015 se proyectaba como un año que quitaría al mundo la idea de un resurgimiento chino ante su desaceleración y el crecimiento de la economía norteamericana. No obstante, el panorama se ha ido disipando ante el AIIB. Por lo que surgen dos preguntas: ¿estamos viviendo las bases de la construcción de un nuevo poder político? ¿Qué está generando el AIIB, alianzas o simple cooperación? Sin lugar a duda, el AIIB provoca repensar la idea de gobernanza global que se había promovido durante los últimos años, y es bajo una serie de sucesos que se reestructurará el poder económico, y por ende, el político a nivel internacional:

Timing para Europa: Los anuncios Francia, Italia y otros países como postulantes hacia el banco, reafirman la idea de la presencia china en los precarios temas económicos europeos, generando una posibilidad de un rescate europeo desde oriente. Junto a esto, la membresía alemana señala el primer desafío occidental hacia la legitimidad de las instituciones internacionales promovidas por Estados Unidos.

Gran Bretaña e Israel: Más allá de la naturaleza de la fragmentación europea, el caso de Gran Bretaña e Israel significa que los más cercanos aliados de Estados Unidos “coquetean” con un posible nuevo aliado, abriendo la puerta a China hacia otro tipo de panoramas. Estamos viendo a dos países netamente occidentales cediendo ante una propuesta de estructura occidental, pero con intereses meramente chinos. • Australia e India. Así como se mencionaba la dupla anterior, tenemos a la dupla regional que no sólo desestabilizan el poder norteamericana en el Lejano Oriente, sino que deja de lado y hunde más a Japón, quien lidera el organismo regional tradicional. Por un lado, se muestra un éxito de la gestión china en la región ante uno de los impulsores del TPP; y por otro lado, refiere a que a pesar de la competencia y la expectativa de India como el “nuevo pivote” en Asia existe diálogo entre las dos economías sobrevivientes de los BRIC’s.

Resto del Mundo: América Latina, África, Asia y Oceanía: Pese a que existen postulaciones de países de estas regiones, la consolidación de este organismo conlleva una formalización de los ideales de cooperación y progreso dentro de la diplomacia china. Sin embargo, también refiere a reforzar la presencia de los préstamos chinos en dichas zonas. Que en el caso latinoamericano, según datos recientes de Kevin Gallagher, los bancos chinos cubrieron el 71% de los préstamos en la región en 2014.

Taiwán: Para el caso taiwanés, que tiene un estatus de postulante, significa que sí Taiwán cede a ser referido como China lo demanda, Beijing habrá ganado un paso más hacia el acercamiento y la idea de que Taiwán pertenece a la República Popular China.

Como comentario final, retomo algunas palabras del Dr. Justin Yifu Lin, a quien tuve la oportunidad de escuchar hace días. Del conjunto de ideas que me dejó, son dos las que me parecen importantes: China tiene otros 30 años o más para seguir creciendo y “Lo que el mundo no se ha dado cuenta es que la economía china no depende de la economía mundial, es la economía mundial la que hoy necesita de la estabilidad y crecimiento de la economía china”.  Sin lugar a duda, la materialización del Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura es una forma de constatar que seguiremos hablando de China por un tiempo, pero en otros niveles. Sin embargo, lo importante no sólo es hablar, sino proyectar escenarios que nos ayuden a no quedar del todo desplazados.

Crédito foto [larepublica.net]

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