El empresario Deng Hong hizo su última aparición pública el 19 de febrero de este año. Es el principal artífice del Global Century de Chengdu, el edificio más grande de China y uno de los proyectos más ambiciosos de la región.
El Global Century de Chengdu es un edificio desmesurado: en su interior hay una playa artificial, con un cielo de plasma en donde desfilan paisajes paradisiacos y publicidades, cines, tiendas, una aldea mediterránea y hoteles de lujo. Su costo superó los 500 millones de euros, el edificio está situado en el distrito de Wangcheng, en Changsha, y cuenta con 220 pisos. Tiene 1,7 millones de metros cuadrados.
Se trata, antes que nada, de un edificio para llamar la atención, para ser remarcado. Sin embargo, el principal artífice de este complejo de hormigón y cristal hace meses que no aparece. Su ausencia de la escena pública llama la atención pues era alguien que solía mostrarse, que se paseaba con trajes costosos en una Ferrari anaranjada y con bellas señoritas.
Aún no se sabe si Dong enfrenta causas judiciales, pero el proyecto del Global Century ha recibido acusaciones de corrupción que se han infiltrado a través del Partido Comunista. A partir de estas acusaciones 53 funcionarios del gobierno han sido detenidos por una serie de investigaciones de las que por el momento no hay mucha información.
Una muestra de que el empresario ha caído en desgracia puede darla el hecho de que la Conferencia Global Fortune 500, muy importante para el partido, ha sido desplazada desde el Global Century –donde iba a realizarse- al Hotel Shangri-La. Deng es parte del Partido desde su adolescencia y como la mayoría de los empresarios más importantes del país siempre ha tenido fuertes vinculaciones con él. En 1990 se instaló en Estados Unidos y regresó cinco años después, convencido de que la economía china daba grandes oportunidades.
"Mi negocio depende del gobierno", dijo al Washington Post en 2002, cuando esta afirmación no causaba la ira pública que causa hoy en la opinión china. En la misma nota de 2002 no tuvo problemas en admitir que poseía una flota de 35 vehículos, incluyendo un Ferrari, un Lamborghini, y varios Mercedes-Benz. Por cierto, hoy los empresarios y funcionarios deben guardar un bajísimo perfil con respecto a este tipo de cosas.
Es que los vientos han cambiado de dirección y si bien antes muchos podían ostentar lujo y poder, hoy hay que esconderlo. Y a muchos el tiempo no les ha alcanzado para acomodarse al nuevo panorama.
Otro motivo de la desaparición de Dong puede ser su conexión con Li Chuncheng, funcionario de Sichuan, quien ha sido detenido y expulsado del Partido, siguiendo la campaña del gobierno de Xi Jinping de lucha contra la corrupción. Li fue acusado por activistas locales que presentaron una lista de transacciones inmobiliarias en las que el funcionario podría haberse beneficiado utilizando su puesto. Hoy en día Li tiene una malísima reputación entre empresarios y funcionarios y esto le llega a Dong.
El Global Century debía ser un símbolo de la riqueza de le región, un orgullo para toda China. Pero desde su inauguración en julio funciona a media máquina y los rumores de corrupción empañan el brillo de la construcción.
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[Crédito foto: Independent]