Tacos a la Panda: La nueva y silenciosa revolución de Beijing, 12 voltios a la vez

In by Andrea Pira

Una revolución eléctrica se lleva a cabo en China. En su nueva entrega nuestro colaborador Francisco Silva nos explica más a fondo: Se trata del uso de vehículos eléctricos de tamaño pequeño (apenas más largos y anchos que dos bicicletas), de 3 y 4 ruedas, generalmente para dos ocupantes y muchos de ellos equipados como un vehículo grande: techo, puertas, parabrisas, limpiadores, incluso algunos con aire acondicionado, vidrios eléctricos y audio. Son vehículos tan diferentes entre ellos y en números cada vez mayores, como jamás se ha visto en otras ciudades de China o cualquier otro país.
Tras otra breve ausencia, vuelvo a traerles unos tacos a la panda. Les pido a todos una disculpa y les agradezco muchísimo el reclamo de algunos de ustedes por mi ausencia. Mis compromisos, promoviendo en China el aguacate mexicano, me tuvieron ocupado, pero ya estamos en la parrilla preparando los nuevos tacos y espero, como siempre, que les gusten.

Beijing está viviendo lo que yo creo y llamo una revolución silenciosa. Otras ciudades en China están pasando por "revoluciones" similares, pero como vivo en Beijing, es la que estoy viviendo más de cerca.

China ha tenido la fama de ser un país donde todos andan en bicicleta. Esa, tal vez, fue una realidad en los 80’s y parte de los 90’s. Hoy en día las gigantescas urbes de China son enjambres de automóviles de marcas foráneas y locales. Beijing, en particular, ganó el año pasado el 3er lugar en peor tráfico a nivel mundial, tras Estambul y Ciudad de México, debido a un parque vehicular que claramente rebasa la capacidad de sus avenidas.

El gobierno de la ciudad ha hecho una inversión espectacular en transporte público (en especial el metro, que hoy cuenta con 17 líneas funcionando) que facilita a millones de personas cubrir las distancias largas en la ciudad.

En paralelo a estos ríos de autos, en el paisaje diario de Beijing permanecen en su carril, rehusándose a desaparecer, las bicicletas. Ya no están solas, ahora circulan acompañadas de motocicletas a gasolina y sus cada vez más populares contrapartes eléctricas. Estas versiones eléctricas se han ganado un enorme público por sus precios bajos y su cada vez mejor autonomía y velocidad. Es aquí, en este modesto y angosto (y en ocasiones poco respetado por los autos) carril de las bicicletas, que una revolución está ocurriendo.

Antes de entrar de lleno a esta "revolución", hay que reconocer una realidad de Beijing y prácticamente todas las grandes urbes en el mundo: el individuo promedio tiene dos necesidades de traslados cortos. Una es la "última milla", que es el recorrido de su locación a su transporte, es decir, de su casa al metro o del estacionamiento a su oficina. La otra es para el uso de servicios cerca de su locación: supermercado, escuela de los hijos, tintorería, etc.

Estos recorridos se completan a pie, bicicleta (como es el caso de Beijing) y en muchos casos (prácticamente todos los que pueden) en automóvil, lo cual suma innecesariamente tráfico y contaminación a la ciudad.

Hablemos de esta revolución entonces. Lo primero que hay que decir es que es una revolución eléctrica. Se trata del uso de vehículos eléctricos de tamaño pequeño (apenas más largos y anchos que dos bicicletas), de 3 y 4 ruedas, generalmente para dos ocupantes y muchos de ellos equipados como un vehículo grande: techo, puertas, parabrisas, limpiadores, incluso algunos con aire acondicionado, vidrios eléctricos y audio.

Son vehículos tan diferentes entre ellos y en números cada vez mayores, como jamás se ha visto en otras ciudades de China o cualquier otro país. Los usos y propósitos de los vehículos son muy variados, pero los podemos dividir en dos grandes grupos: comerciales y particulares. Empecemos por describir los comerciales.

Hoy día, una imagen común en Beijing y todo China es la de los triciclos de los servicios de entrega (conocido en China como "kuaidí"). La gente en China ya está acostumbrada a "no verlos", pero para alguien que visita por primera vez, es algo que sobresale. Ejércitos de estos triciclos con espacio de carga y que vienen en un sin fin de logos y modelos, han reemplazado casi por completo las vagonetas que se usan en otros países.

El kuaidí no solo ha reemplazado a este vehículo, sino que redujo la necesidad del individuo de hacer viajes a servicios en su locación. Ahora puede recibir un sinfín y una espectacular variedad de productos y servicios en su casa u oficina.

Aún hay tiendas que todavía no ofrecen kuaidí: servicios que no son entregables así, el negocio todavía no usa kuaidí o simplemente el individuo todavía prefiere hacerlo por sí mismo. Todavía no puedes mandar o recibir los niños de la escuela en kuaidí, hay gente que prefiere ir al supermercado para hacer su despensa y todavía hay que caminar cada mañana hasta el metro.

Esta necesidad de cubrir estas distancias es donde está sucediendo la otra parte de esta revolución silenciosa, la que inspiró los tacos de hoy.

El cambio de vehículos por el lado comercial fue una respuesta automática y casi natural del mercado: flotillas de transporte barato (compra y mantenimiento) y mano de obra barata (choferes que ni siquiera requieren licencia) los llevo a moverse en esta dirección.

El lado de los particulares fue diferente. Buscan soluciones que ofrecen comodidad y en ocasiones lujos. Esto viene de la mano con un precio más alto, de acuerdo a calidad, accesorios, alcance y potencia. Esto da una clara señal de que hay un mercado que de hecho, lleva desarrollándose cuando menos 7 años y creciendo gradualmente.

En lo personal, creo que ya dejó de ser una moda o una curiosidad y está estableciéndose como un nuevo mercado en el que los chinos no están copiando a nadie y tienen primicia y entendimiento del mercado, cada vez a una mayor escala ya que estos experimentos se están llevando a cabo cada vez en más ciudades. Los beneficios son claros en muchos aspectos: disminuyen el tráfico de vehículos grandes y al ser de motor eléctrico son cero emisiones contaminantes y silenciosos.

Por supuesto, nada escapa a los ojos del “gran hermano”. El gobierno de Beijing es, de hecho, el que está permitiendo y hasta cierto grado promoviendo el uso de estos vehículos, y está poco a poco implementando reglas de compra, uso y tránsito. Todavía no hay nada formalmente escrito, pero así es en China: se planea, se experimenta y finalmente se ejecuta.

Como muchos cambios permanentes, todavía pasará más tiempo antes de que se vean cambios sensibles en la ciudad, pero la revolución silenciosa está en proceso, 12 voltios a la vez.

Como siempre, me encantaría escuchar sus opiniones, por favor mándenme sus comentarios a paco@dxmconsulting.com

[Crédito fotos: Francisco Silva]

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