Tacos a la Panda: “¡Yo así no juego!”

In by Andrea Pira

Después de 15 años de haberse adherido a la OMC, como una economía en transición, China está atacando con todo su arsenal para demostrar que juega limpio en el comercio mundial y ser reconocida como una economía de mercado por el organismo internacional. En esta preparación de Tacos a la Panda, Francisco Silva analiza la situación. 
Los juegos infantiles son una parte vital de la vida de los niños. Les hace entender de reglas, convivir en un grupo y entender límites, entre muchas otras cosas. Nos prepara para la vida de adulto, cuando se supone que ya no hay más juegos. Creemos que son muchas de esas cosas que “cambian” cuando uno es adulto. Eso de cambiar es también un tema complicado, ya que para mucha gente, y a veces gobiernos, no comprenden que muchas cosas cambian. China ha probado una y otra vez que su constante es el cambio. Tal vez no es su única constante, pero si la más destacada, sobre todo en los últimos 15 años. El problema es que al día de hoy nadie termina de entender esto.

Si en pleno 2016 los gobiernos, organizaciones y empresas no ven esta capacidad de cambio de China, menos lo veían en el 2001, por lo que hoy están pagando una posible gran consecuencia. En el 2001 en la ciudad de Doha, Qatar, la Organización Mundial de Comercio (OMC) firmó uno de tantos documentos que parecen biblias por su longitud y complejidad. Perdido en el laberinto de acuerdos y promesas, se pusieron dos a la China de aquellos días, que ya era un temido contendiente y claro oponente a la posición y a las políticas de los países y grupos dominantes: Estados Unidos y la Unión Europea. El acuerdo era que por 15 años China debía cumplir con las reglas de la OMC y la promesa era que cumplido ese tiempo y con esas reglas, la OMC le otorgaría al país el estatus de economía de mercado. Ese plazo se cumple el 11 de diciembre del 2016.

Estos términos de economía y estas organizaciones que toman todas las siglas del abecedario son la versión de adulto de los juegos de niños que llevaban mil reglas para decidir quién podía jugar, cuándo podía jugar y cómo podía jugar. Los que ponían las reglas eran los chicos populares y las hacían y las modificaban según les convenía. Exactamente pasa lo mismo, pero entre países, con la diferencia de que en vez de aceptar a Luis porque les regaló la torta que trajo de casa, ahora aceptas a un país que ofrece facilidades sobre sus recursos naturales. Sin embargo, la misma ambigüedad que hubo para entrar, también la hay para sancionar, según el estado de ánimo de los chicos populares (Obama, Merkel, Osborne, etc.).

Hace 15 años, cuando este chico nuevo pidió entrar al juego, los chicos populares le pusieron muchas reglas y trabas para entrar. Todos pensaban que China no iba a continuar su crecimiento, que su economía iba a colapsar y bueno… a ninguno de ellos le gustaba que les estuviera ganando en todo, así que le pusieron leyes anti-dumping. Pensaron que después de un rato el chico iba a desistir y a decir: “¡Yo así no juego!” y se iba a regresar a su rincón. Pero 15 años más tarde el chico nunca desistió, su economía nunca colapsó y ahora quiere lo que le corresponde.

Las ventajas de ser una economía de mercado son muy claras. Te vuelves un chico popular, nadie puede decirte que estás haciendo las cosas mal y si lo hacen, los otros chicos populares saldrán a defenderte. Ahora tú puedes poner reglas ambiguas o las puedes cambiar, dependiendo de qué está rellena la torta del chico que quiere jugar. Este es un derecho que los chicos populares no quieren perder ni compartir, especialmente con alguien que ha mostrado en tan poco tiempo ser tan bueno para jugar.

Sé que no paro de comparar a la OMC con juegos de niños, pero sus reglas para decidir qué país es de economía de mercado (los precios los dictan la oferta y la demanda) o de economía mixta (los precios los regula el gobierno) son tan ambiguos que ni expertos ni los mismos políticos dentro de la OMC se ponen de acuerdo dónde hay una línea o cuáles son las condiciones para que seas uno u otro. Entiendo que en política es raro poder hablar en absolutos, pero eso de que a Fernandito le tocó castigo porque dio subsidio a una de sus industrias y a Susanita no le digan nada cuando hizo lo mismo en su país, ahí sí me parece un juego. Sin embargo, este es un juego que todos quieren jugar. La OMC tiene ya 162 países registrados y sería ridículo iniciar otra organización, el alfabeto no tiene tantas letras.

Regresando a China, ahora es muy claro establecer lo que buscaban. Ellos no querían estar con los chicos populares, ni tampoco su aprobación. China quería ser uno de los chicos populares, sino es que el más popular de todos. Así que han jugado con las reglas de la OMC no para jugar con ellos, sino para aprender y entender qué es lo que se necesita para ser aceptado en el exclusivo club. China está jugando a ganar, no a solamente jugar y la forma de hacerlo fue haciendo lo que saben hacer muy bien, cambiar y volver a cambiar hasta que les funcione.

Por supuesto los países líderes en la OMC se sienten amenazados, no solo pueden dejar de recibir las tortas que ellos querían, sino que ahora se tendrán que comer la torta que les de China, sin poder ponerle aranceles o reclamar un anti-dumping. Ahora son ellos los que quieren decir: “¡Yo así no juego!”.

¿Y Latinoamérica donde queda parada? ¿Con cuál de los chicos populares debe de hacer equipo en el futuro? Creo que los tacos de hoy son muy simples de sugerir pero muy difíciles de preparar: Latinoamérica tiene que seguir los pasos de China y cambiar. Llevamos décadas jugando con los mismos chicos populares, soñando que algún día seremos tan populares como ellos, pero eso no va a suceder. Simplemente porque se le acabaría el juego a los chicos populares. Pero si empezáramos a cambiar nuestra visión del juego y apostáramos a ganar, tal vez entonces algún día podremos escoger qué torta queramos.

¿Ustedes que opinan? ¿Sería fácil para Latinoamérica cambiar? ¿China debería de ser declarada una economía de mercado? Como siempre, los invito a que me envíen sus opiniones al correo paco@dxmconsulting.com

[Crédito foto: Reuters]

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