Yu Keping, director del Centro de Política y Economía Comparada de la Universidad de Beijing, indaga e interpreta en su artículo el concepto de sociedad civil en China, así como sus características, situación actual y evolución. Keping toma como punto de partida el período de reforma y apertura que se inició en la década de 1980. El concepto de "sociedad civil"
En la actualidad, la sociedad china está compuesta por tres sectores. Un primer sector lo conforma la sociedad política, esto es, el aparato del Estado cuyo órgano principal son los cuadros y funcionarios del Gobierno. El segundo sector está formado por la sociedad económica, es decir, el sistema de la economía de mercado cuya parte principal son las empresas y los empresarios que las dirigen. El tercer sector es la sociedad civil, es decir, el sistema cuyo cuerpo principal está conformado por las organizaciones no gubernamentales y no empresariales y cuyos integrantes son civiles. De acuerdo con la lógica de esta taxonomía, la sociedad civil es el conjunto de todas aquellas relaciones y organizaciones civiles que excluyen tanto el sistema de Gobierno como el sistema de mercado. Por tanto, la sociedad civil no pertenece al primer ni al segundo sector, sino que, aun situándose en y entre ambos, forma el llamado "tercer sector" y constituye la esfera pública civil.
La sociedad civil es pues la esfera pública independiente del Gobierno que está conformada por todo tipo de organizaciones civiles. No obstante, existe todavía cierta confusión en los círculos académicos chinos a la hora de determinar el significado de "organización de la sociedad civil", como prueba el hecho de que tanto en las publicaciones académicas como en los documentos oficiales encontremos multitud de términos que hacen referencia a este tipo de entidades, entre ellos, "organizaciones no gubernamentales", "organizaciones sin ánimo de lucro", "organizaciones de clase media", "organizaciones de masas", "organizaciones populares", "grupos del tercer sector", "organizaciones de voluntarios" etc . En el presente artículo, usaremos la expresión "organización civil" para señalar toda aquella organización que pertenezca a la sociedad civil. Por "organizaciones de la sociedad civiles" (OSC) entendemos cualquier grupo u organización de índole social y sin fines de lucro compuesta por personas que se unen de común acuerdo para la consecución de intereses u objetivos comunes. Se definen según cuatro características: La primera es su carácter no gubernamental, es decir, son asociaciones civiles que no representan por tanto la posición del Gobierno del país o del Estado o la nación; la segunda es su carácter no lucrativo; su razón principal para existir no es la búsqueda de beneficios materiales sino la adquisición y la distribución de bienes y servicios públicos o la defensa de intereses comunes; la tercera es su carácter independiente, es decir, constan de sus propios mecanismos organizativos así como de una financiación propia; tanto sus políticas como su administración funcionan de forma independiente del Gobierno o de las empresas; y la cuarta es su carácter voluntario; las personas que participan en dichas organizaciones actúan de forma voluntaria no sujeta a coacción.
Las OSC han de reunir por principio todas estas características, constituyéndose como entidades diferentes a los órganos de Gobierno y a los grupos empresariales.
Situación actual de la sociedad civil en China
Existe una gran diferencia entre los investigadores y los funcionarios del Gobierno ya sea a la hora de determinar la cantidad existente de organizaciones civiles como a la hora de evaluar los efectos y las funciones de la sociedad civil en la situación actual.
En lo que se refiere a la cantidad de organizaciones civiles, existe una discrepancia alarmante tanto entre el Gobierno y los investigadores como entre los investigadores mismos. Según el último censo oficial, cerrado a finales de diciembre del 2006, el número total de OSC asciende a 320.000 aproximadamente; el de otros grupos de carácter social a 170.000; el de Unidades Productivas No Empresariales (UPNE) a 150.000, y el de fundaciones privadas, en torno a 1.000 . Aun así, los cálculos realizados por distintas universidades rebasan con creces estas cifras. El estudio de la Universidad de Tsinghua sobre las OSC estima que hay entre 2.000.000 y 2.700.000; el estudio llevado a cabo por nosotros en la Universidad de Beijing cifra su número en alrededor de 3.000.000; el cálculo más alto supera la cifra de 8.000.000. Las razones que explican tal divergencia son fundamentalmente tres: la primera reside en la dificultad misma de registrar tales organizaciones. Debido a lo complicado de obtener autorización, existe un gran número de éstas que no acuden al departamento gubernamental competente para inscribirse. La segunda razón estriba en el carácter no tipificado de tales organizaciones. Muchas de ellas no se corresponden como organizaciones civiles de acuerdo con los criterios del Gobierno y por tanto no constan en el recuento oficial. La tercera razón se deriva de problemas propios del sistema de censo.
La misma discrepancia existe en torno a los efectos y las funciones actuales de la sociedad civil en China. Aunque tampoco en este punto hay acuerdo entre los investigadores, los estudios políticos de los últimos años sobre control y gestión social muestran que en general su función es vista por ellos como de mayor relevancia, siendo su desarrollo mucho más importante para los investigadores e intelectuales que para el Gobierno. Desde los años noventa, las investigaciones sobre la sociedad civil se han incrementado hasta el punto de convertirse en una de las cuestiones centrales de los círculos académicos, atrayendo a politólogos, soció- logos, historiadores, filósofos y abogados así como a otras muchas ramas y líneas de investigación. Gran cantidad de estudios sobre el tema se publican sucesivamente; las universidades de Tsinghua y de Beijing y muchos otros centros e instituciones de igual prestigio han establecido departamentos especiales para su estudio; casi a diario se celebran conferencias, encuentros y foros multitudinarios sobre ella y comienzan a surgir varios especialistas de renombre en la materia. Este entusiasmo y el interés que suscita la sociedad civil entre investigadores, teóricos e intelectuales no hace sino evidenciar la actitud más bien fría que mantiene el Gobierno respecto a ella. Así pues, y a pesar de que en los últimos años ha empezado a prestarle más atención, la importancia que le atribuye está aún lejos de corresponderse con la que le atribuyen los círculos académicos. En general, la desatención del gobierno respecto a la sociedad civil en cuanto al suministro institucional, a la administración financiera de los subsidios o al apoyo de la opinión pública es realmente grave.
La sociedad civil surgida en China tras el período de reforma y apertura ha cumplido y cumple funciones cada vez más importantes en el proceso de transformación social, política y económica del país. Funciones como posibilitar el cambio en las actuaciones del Gobierno, impulsar la participación ciudadana, alentar las políticas democráticas, promover la transparencia de los asuntos públicos, mejorar la supervisión y el control social del Gobierno y fomentar el bien público son todas funciones propias de la sociedad civil. Sin embargo, así como la puesta en marcha de una economía de mercado es aún reciente e inmadura en nuestro país, la sociedad civil china se encuentra asimismo en una fase de crecimiento y desarrollo, lejos aún de adquirir el carácter definitivo y la madurez que le es propia. En este contexto, la sociedad civil que impulsa el cambio en la teoría y en la práctica de la gobernanza presenta, de hecho, un lado positivo y otro negativo.
Mientras algunos investigadores e intelectuales elogian exageradamente la acción positiva de la sociedad civil, ciertas secciones gubernamentales ven su creciente protagonismo con recelo. Consideran que la expansión de las OSC conllevará inevitablemente el debilitamiento de la capacidad de liderazgo del Gobierno del Partido Comunista de China (PCCh). La cantidad de problemas que se evidencian con su desarrollo, así como el hecho de que en los últimos años las organizaciones civiles actúen cada vez más como opositoras del Gobierno en las llamadas "revoluciones de colores" de Asia Central, parecen confirmar su juicio. Sin duda, en la sociedad civil china existen aún innumerables problemas, mas esto no es óbice para reconocer que, incluso con estos problemas, inherentes por otra parte a su condición, las OSC constituyen una fuerza positiva para el establecimiento de las políticas democráticas y la modernización de China, más aún teniendo en cuenta que la mayoría de ellas tienen la firme aspiración de colaborar con el Gobierno y con el PCCh. Asimismo, es necesario reconocer que las organizaciones civiles son un arma de doble filo en relación al Gobierno, y que depende mucho de su actitud y de unas políticas apropiadas el que éstas se empleen en beneficio de la armonía y la estabilidad social. De lo contrario, unas políticas y una actitud erróneas por parte del Gobierno pueden dificultar mucho la cooperación e incluso potenciar la confrontación y la oposición de las OSC, convirtiéndolas en una fuerza antigubernamental peligrosa para el mantenimiento de la unidad y la estabilidad social.
Nuestro estudio de casos sobre el significado de la sociedad civil para la gobernanza muestra que su desarrollo posee una función extremadamente importante para el fomento de la gestión democrática de los asuntos públicos. Nuestra conclusión es que la emergencia de las OSC ha ejercido una influencia determinante en numerosos aspectos del desArrollo de la política china. En primer lugar, la aparición de las OSC ha permitido establecer una política democrática de base cuya premisa es la formación de grupos sociales autónomos. En segundo lugar, el surgimiento de las OSC no ha significado sino la creación de un puente de comunicación entre el Gobierno y la sociedad civil, posibilitando una relación fructífera entre ambos indispensable para la práctica de la buena gobernanza. En tercer lugar, la formación de numerosas OSC que se produjo en China a partir de los años ochenta es indiscutiblemente uno de los elementos que más ha influido en el cambio de las políticas gubernamentales, siendo cuando menos el ímpetu originario de sus reformas. En cuarto lugar, la implicación activa de las OSC en los asuntos públicos ha mejorado la imagen del Gobierno y ha fortalecido la identificación política de la población con el Estado. Por último, las organizaciones civiles se han constituido como un poderoso mecanismo de control de las conductas del Gobierno.
Texto traducido por Tyra Díez.
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