Al tiempo que China está viviendo su peor desempeño económico en un cuarto de siglo, la economía está evolucionando; de un crecimiento impulsado por la inversión y las exportaciones, a un modelo basado en el consumo de bienes y servicios. En el siguiente texto, fiel transcripción de un seminario dado por Sebastián Claro, vicepresidente del Banco de Chile, se exponen algunas ideas de cómo la "nueva normalidad" china también es una nueva normalidad en América Latina. Claro basa su discurso en tres aspectos fundamentales: el dividendo de China, los patrones comerciales, y la apertura financiera en China.
El dividendo de China
Un primer aspecto lo he denominado el “dividendo de China”, y nace de la observación de la realidad regional a comienzos de los 2000s que he enfatizado con anterioridad. El año 2003 los economistas Carmen Reinhart, Ken Rogoff y Miguel Savastano publicaron un trabajo titulado “Debt Intolerance”, donde analizaban los niveles de deuda externa‐GDP que podían considerarse seguras o tolerables. En este trabajo, el nivel crítico de deuda dependía tanto de variables económicas fundamentales como del comportamiento histórico de pago de los países de sus compromisos financieros. La principal conclusión era que los niveles de deuda tolerables eran bajos, y que los países de la región tenían niveles de deuda que los acercaban peligrosamente al abismo. La respuesta a la crisis asiática había dejado los niveles de deuda en una zona peligrosa.
Naturalmente, el debate sobre las implicancias macroeconómicas de esta situación no se hizo esperar. De acuerdo a los autores: “Para los países con deuda intolerable, mantener acceso a los mercados financieros internacionales se hace problemático a no ser que los niveles de deuda bajen rápidamente. Para evaluar cómo este “desapalancamiento” puede ocurrir, examinamos como, históricamente, las economías emergentes han logrado bajar sus altos niveles de deuda. Analizamos episodios de grandes cambios en los niveles de deuda externa, cayendo más de 25 puntos porcentuales del PIB en tres años. De los 21 casos identificados en el grupo de países de ingreso medio desde 1970, casi dos tercios de los casos tuvieron alguna forma de default o reestructuración de la deuda. Solo en un caso ‐Swazilandia en 1985 – el país fue capaz de bajar sustancialmente los niveles de deuda externa como consecuencia de un crecimiento alto.” A comienzos de los 2000s, a menos que un milagro ocurriese, el default parecía estar a la vuelta de la esquina para un conjunto de países en la región.
Pero los milagros existen. Y China fue uno de ellos. El fuerte auge en los precios de las materias primas desde mediados de la década pasada les permitió a los países de la región tener persistentes superávits en la cuenta corriente en un plazo relativamente corto. Así, la fuerte expansión de China alivió significativamente las cuentas externas y fiscales en América Latina. Como botón de muestra, el año 2002 la deuda pública de Brasil superaba el 80% del PIB, y el año 2007 era casi 30 puntos porcentuales menor.
En otras épocas este milagro hubiese sido desperdiciado, pero en esta ocasión los países tuvieron marcos de políticas macroeconómicas más robustos, ahorrando parte de los ingresos extraordinarios, manejando prudentemente los flujos de capitales que inevitablemente llegaban a los sistemas financieros, y permitiendo la fluctuación de las monedas, que tanto problema había creado en el pasado. Así, una combinación de buena suerte y buenas políticas explica el alivio en las cuentas fiscales y externas en varios países de la región.
Más aún, cómo muestra la figura 1, desde mediados de los 2000s los países de América Latina, así como otros emergentes, tuvieron tasas de crecimiento muy superiores a las de principales economías desarrolladas, algo no observado desde mediados de los 1980s. Así, el súper ciclo de commodities no sólo alivió las pesadas mochilas de deuda sino también contribuyó a una fuerte expansión de la inversión y la actividad.
La “nueva normalidad” en China supone el fin del periodo de auge extraordinario de precios de materias primas, y por lo tanto levanta la pregunta sobre cuán preparadas están la economías de la región para enfrentarla. La región está enfrentando un fuerte ajuste de inversión y menores tasas de crecimiento, y surge naturalmente la inquietud sobre qué parte del crecimiento en los últimos 10 años obedeció a razones estructurales y qué parte podemos explicar como consecuencia del boom de las materias primas. Esta pregunta es fundamental porque en el contexto actual, una visión errada que enfatice sobremanera aspectos cíclicos en la desaceleración corre el riesgo de postergar agendas de productividad que potencien el crecimiento en el mediano plazo, y en cambio pueden contribuir a generar desequilibrios macroeconómicos y tensionar las cuentas fiscales. Y me atrevo a anticipar que esta vez otra China no aparecerá en el camino.
Haz click aquí para ver la sinología completa
China Files en su deseo de ser un puente comunicativo entre las personas hispanohablantes interesadas en China, publica semanalmente en su sección "Sinología", textos académicos destacados sobre China, y sobre la relación entre China y América Latina, para compartirlos con sus lectores. En la mayoría de los casos son los autores o editores quienes nos proporcionan los textos. Sin embargo, si este no es su caso y no desea que su texto sea compartido en esta sección, por favor escríbanos a redaccion@china-files.com.
[Crédito foto: China Daily]También puedes leer:
– El desafío de la transición hacia una economía de consumo
– Tacos a la Panda: ¿Lo gasto o lo guardo?, el nuevo dilema de los chinos