Un día de octubre de este año, un ciudadano chino necesitaba desesperadamente ser operado de cáncer de pulmón. Tras ser rechazado en dos hospitales de Beijing, se dirigió a la cercana ciudad de Tianjin, donde finalmente fue internado. Nada diferenciaría a esta persona de los millones de pacientes que buscan atención médica en China, si no fuera porque para ser aceptado en el hospital, debió alterar su informe médico para ocultar que era portador del VIH. China celebró por tercer año el día mundial de la lucha contra del SIDA. Las voces oficiales solicitan la no discriminación, pero China se enfrenta a una población que a falta de educación, estigma y excluye.
El camino para que en China se logre ofrecer una verdadera atención sanitaria para los enfermos de SIDA es aún largo. Sólo hasta hace muy poco se empezó a hablar públicamente de la condición de los enfermos, el número de contagiados en el país y las formas de atención para los afectados. Desde 2009 se inició una campaña pública y cada año, cuando se acerca el 1 de diciembre –Día Mundial de la Lucha contra el Sida- el gobierno arroja estadísticas y frases de concientización social.
Este año, el secretario general del partido Xi Jinping (próximo presidente) y el vice-primer ministro Li Keqiang (próximo primer ministro) participaron en actividades relacionadas a la lucha de esta enfermedad.
Xi Jinping visitó una clínica del sur del Beijing, donde se reunió con el personal del lugar, voluntarios y pacientes. “Todos los portadores de SIDA son nuestros hermanos y hermanas y toda la sociedad debe brindarles su amor”, dijo durante la visita.
Li Keqiang, por su parte, participó de una reunión con representantes de algunas ONG que apoyan a las víctimas y hacen campañas de prevención. “Las asociaciones civiles juegan un rol indispensable en la batalla con el VIH/SIDA”, afirmó. En China, las ONG deben cumplir complejos requerimientos burocráticos para poder registrarse apropiadamente, lo que obliga a muchas de ellas a funcionar fuera de un marco legal adecuado. Muchas sufren dificultades en obtener donaciones o en ser consideradas como representantes válidos de algún grupo o sector de la sociedad.
Un verdadero cambio en la postura gubernamental se dio en 2003, con el lanzamiento del plan de atención pública y de prevención denominado “Cuatro Gratuitos y Un Cuidado”, que apunta a prevenir la infección madre-hijo, y a la vez, brindar consejos, guías y tests de manera voluntaria. También buscan asegurar la educación de los niños huérfanos a causa de la enfermedad y proveer los medicamentos necesarios para contrarrestar el virus. Todo esto de forma gratuita.
Sin embargo, queda mucho por hacer. Las muertes por esta enfermedad durante los primeros diez meses de este año alcanzó las 17.740 personas, un 8,6% más que en mismo período del año pasado. China hoy reconoce 492.000 infectados, pero las mismas estimaciones gubernamentales ponen la cifra real en 780.000, que para algunas ONG sigue siendo un número inferior a la verdadera realidad de China.
A pesar de que el acceso a los drogas retrovirales para combatir el virus es gratuito, los tratamientos para aliviar los efectos secundarios o las consecuencias de haber detectado tardíamente el virus no están contempladas, lo que fuerza a muchos pacientes a pagarlas con su propio dinero.
Y esto es en las ciudades. En el campo la situación se agrava profundamente, y se cree que la enfermedad es aún más extendida en zonas rurales, especialmente debido a la baja insalubridad de los hospitales y descuido en las trasfusiones de sangre. De igual forma, el acceso a hospitales o centros de prevención sigue siendo escaso en estas zonas, y aún teniendo las instalaciones adecuadas, falta personal preparado. A esto se agrega el estigma social que pesa sobre los portadores de la enfermedad, lo que hace que muchas veces se eviten los exámenes, o simplemente se los falsifique.
Tanto en el campo como en la ciudad, los portadores del virus son vistos como parias sociales. No encuentran fácilmente trabajo y no logran conseguir una atención médica adecuada, incluso con hospitales que se niegan a recibirlos. A pesar de que la “Regulación sobre el Tratamiento y la Prevención del VIH/SIDA” prohíbe explícitamente a las instituciones médicas negar tratamiento a los enfermos de SIDA, muchos de ellos son enviados a hospitales de enfermedades infecciosas, los cuales no cuentan con la infraestructura ni con el personal necesario para brindar una atención satisfactoria.
Las medidas de prevención, tales como el preservativo, sólo se hicieron públicas en los últimos cinco años. En 2002 se levantó la prohibición de hacerles publicidad y fue sólo hasta 2007 que se realizó la primera campaña de televisión para promocionar su uso. En 2009 finalmente se comenzó a hablar de una masificación en la compra de preservativos, y hoy en día, su uso es extendido. Pero aún falta mucha educación y más importante aún, reconocer la existencia de la enfermedad en la sociedad, para así, prevenir el contagio y aceptar a la población afectada.
En chino, SIDA se traduce como aizibing (艾滋病), que suena exactamente igual que “enfermedad de amor al capitalismo”, que era una forma de referirse al virus a mediados de los años ochenta, cuando era considerado una enfermedad responsabilidad de los extranjeros. Los últimos veinte años son una prueba contundente de lo contrario.
[Foto: tieba.baidu.com]
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