Reportero avisado…

In by Simone

Después de la reciente reunión en la que los jefes de empresas de Internet se comprometieron a reforzar el control de la información en línea, el gobierno chino se ha propuesto cerrar otro flanco: ahora decidió prohibir a los periodistas chinos el uso de "rumores en Internet" como fuentes. La sanción es la suspensión de la tarjeta de periodista por un mínimo de cinco años.
Después de la última reunión del Comité Central y en vista del recambio político que tendrá lugar exactamente dentro de un año, Beijing ha decidido concentrar sus esfuerzos en una reforma cultural que se mueva en dos direcciones: la ampliación de la esfera de influencia cultural china (el llamado poder blando) y la extensión del control interno (la llamada seguridad cultural).

Tras los cambios en los horarios de televisión y el apretón sobre Internet, el gobierno ha puesto ahora sus ojos sobre los periodistas. Las nuevas directrices de la Administración General de Prensa y Publicaciones (GAPP) advierten a los periodistas chinos sobre "el uso de rumores como fuentes para sus artículos", escribió Xinhua en un comunicado recogido por otros medios de comunicación en el país. Según las nuevas regulaciones, los periodistas “deben insistir en realizar sus informes sobre el terreno y no en base a rumores no verificados o información que no sea de primera mano”.

Xinhua precisó que, en caso de no acatar las normas, los periodistas se exponen a la revocación de sus tarjetas de prensa durante al menos cinco años. Existe, en todo caso, un riesgo aún más grande: la exclusión del oficio del periodismo para toda la vida, si se descubre que han inventado historias que traigan "serias consecuencias".

También los medios de comunicación están en riesgo, debido a que el informe también advierte que podrán "perder sus licencias o ver suspendidas sus licencias los periódicos, sitios web y cadenas de televisión que publiquen historias falsas".

La semana pasada, informó el South China Morning Post de Hong Kong, los líderes de las mayores empresas chinas de tecnología de la información aprobaron el plan de Pekín de endurecer los controles sobre las redes sociales, y se comprometieron a "detener la propagación de información perjudicial". El compromiso de las empresas tanto estatales como privadas, afirmaba el periódico, "apoya los esfuerzos del gobierno para reforzar su control sobre la Internet, que se ha convertido en una plataforma para expresar opiniones y frustraciones a menudo luego recogidos por los medios de comunicación tradicionales".

Hace un mes el gobierno chino había anunciado, en un comunicado del Comité Central del Partido Comunista, que reforzaría su control sobre Internet y promovería contenidos aceptables en éste. Xinhua informó que el nuevo reglamento "tiene la intención de aumentar la credibilidad de los medios chinos". Citando a un portavoz del órgano estatal de control de la información, la agencia señaló que "la reputación de algunos medios de comunicación había sido empañada por reportajes inexactos: debe haber por lo menos dos diferentes fuentes de información al reportar situaciones críticas y los periodistas deben conservar pruebas para garantizar la verdad, la exactitud y la objetividad de éstos".

Los analistas se preguntan si las nuevas medidas administrativas son la mejor manera para garantizar la integridad de los periodistas y su profesionalidad, subrayando su preocupación por la posibilidad de que se traduzcan en una reducción de la libertad de prensa.

“El reglamento es probablemente el resultado de la presión ejercida sobre el GAPP por gobiernos locales o empresas importantes que no quieren ser más objeto de informes de incidentes que los dejen mal parados", señala Zhan Jiang, profesor de periodismo en la Universidad de Estudios Extranjeros de Beijing.

“Aunque no siempre es fácil verificar una información, los periodistas deben hacerlo siempre. Eso sí, sin las presiones de entidades como el GAPP", señaló por su parte Qiao Mu, director del Centro Internacional de Investigaciones de la Comunicación en la Universidad de Estudios Extranjeros de Beijing, al South China Morning Post.