Otro tipo de guerra: la batalla de monedas ya comienza

In by Andrea Pira

Al tiempo que China se preparaba para celebrar el fin de una guerra, hizo sonar los tambores de otra, luego de una repentina devaluación de su moneda -el yuan- que comenzó el martes y se estiró durante tres interminables días.
Como parte de los preparativos para la celebración más espectacular del año, los 70 años de la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial, el odiado invasor de China en esa contienda, cientos de obreros reforzaron durante la semana las principales avenidas a la Plaza de Tiananmen, construyeron un modelo en madera de la Gran Muralla y renovaron la puerta a la plaza desde la Ciudad Prohibida.

Pero al tiempo que China se preparaba para celebrar el fin de una guerra, hizo sonar los tambores de otra, luego de una repentina devaluación de su moneda -el yuan- que comenzó el martes y se estiró durante tres interminables días.

Las bolsas del mundo cayeron, los políticos alzaron la voz, los analistas dudaron. ¿Pekín apunta a abaratar sus exportaciones para sacar ventaja comercial? ¿O la depreciación es el síntoma de una economía en problemas? Los más críticos se inclinan por la primera opción.

"Como la decisión de China de devaluar el yuan no era parte de un estímulo monetario más amplio, el efecto será quitar demanda a sus socios comerciales y no dar nada a cambio. Este juego de suma cero es el primer disparo en una guerra de divisas", lanzó Greg Ip, el principal comentarista económico de The Wall Street Journal.

El término "guerra de divisas" fue empezado a usar, en esta época, por el entonces ministro de Economía de Brasil, Guido Mantega, en septiembre de 2010. En medio del huracán de la crisis de la deuda en Grecia, España, Irlanda y Portugal, y con una economía norteamericana que no levantaba vuelo, la Reserva Federal y el Banco Central Europeo iniciaron relajamientos cuantitativos. Japón, Corea del Sur y Taiwán también intentaron reducir el precio de sus monedas.

"Los países avanzados buscan devaluar sus monedas. Estamos en medio de una guerra internacional de divisas", advirtió Mantega en ese momento, cuando el real era considerado la moneda más sobrevaluada del mundo. Pero hoy no es Brasil el país que se queja de una guerra de divisas, sino Estados Unidos. Y el objeto de las críticas es el sospechoso de siempre en su lista de rivales económicos: China.

Es un hecho que la economía china, que durante una década pareció ser un oasis de estabilidad después de las espectaculares crisis de Wall Street y la eurozona, ahora toma giros sorpresivos como la devaluación.

Inesperado, en especial, porque el gobierno había sugerido recientemente que no habría devaluaciones. El 31 de marzo, poco antes de su viaje a América latina, el primer ministro Li Keqiang declaró al Financial Times que no pensaban devaluar el yuan. "No queremos ver más devaluaciones en la moneda china porque no podemos depender de devaluar nuestra propia moneda para impulsar las exportaciones", afirmó.

Ahora el temor es que se presente, precisamente, el escenario que según Li su gobierno quería evitar: "No queremos un escenario en el que las grandes economías se tropiecen unas con otras, devaluando sus monedas. Eso llevaría a una guerra de divisas".

Con ese criterio, la guerra habría comenzado. Sin embargo, para algunos expertos no serían Estados Unidos o los países emergentes occidentales los principales afectados. "Habrá muchas quejas en Washington, pero es poco probable que el dólar se debilite como resultado", dijo Adil Husain, director de la consultora Emerging Strategy, especializada en mercados emergentes.

"Las importaciones de China en 2014 fueron de 467.000 millones de dólares, y un yuan más débil hace que las importaciones sean menos costosas para consumidores y empresas, que es lo que finalmente parece importarles a los norteamericanos", agregó.

El campo de batalla en esta guerra, según Emerging Strategy, ni siquiera se dará entre China y los países occidentales, sino en Asia.

"El prospecto de una guerra de divisas es mucho más alto en Asia porque países como Indonesia, Malasia, Vietnam y Tailandia compiten más directamente con China, en términos del tipo de bienes que exportan", dijo Husain.

"Es más probable que los gobiernos de países asiáticos tomen pasos específicos para ajustar sus monedas, mientras que el gobierno de Estados Unidos no intervendría directamente con el precio de su moneda".

El gobierno de China presentó la medida como una forma de liberalizar su tasa de cambio. Y es lo que hizo. Técnicamente no devaluó su moneda: dejó de dictar su precio al principio de cada sesión comercial. Ahora el precio al que abre es del cierre de la sesión anterior.

"La reforma al mecanismo de formación de la tasa de cambio del yuan seguirá impulsándose con una orientación de mercado, que jugará un papel más importante en determinar la tasa de cambio para facilitar el equilibrio de los pagos internacionales", dijo el vocero del Banco Popular Chino (banco central), sobre lo que cabe esperar.

La gran pregunta de Estados Unidos es por qué China no adoptó este mismo mecanismo hace cinco años, cuando habría aumentado el precio del yuan en lugar de hacerlo caer. Por supuesto, no hubo respuesta oficial de Pekín.

Por lo pronto, la reforma para que el mercado tenga más influencia en el yuan va en línea con cambios sugeridos por el Fondo Monetario Internacional para facilitar la inclusión del yuan en su canasta de divisas. El organismo se reunirá en noviembre para tomar esta decisión, que sería un paso importante en el camino de la internacionalización del yuan que busca Pekín.

Al fin de cuentas, es posible que con la devaluación China mate dos pájaros de un tiro: mejorar la competitividad de sus exportaciones y fijar el precio de su moneda a las expectativas del FMI.

LAS CINCO FORMAS EN LAS QUE EL YUAN AFECTA A AMÉRICA LATINA

1) Baja de las exportaciones: China es el mayor socio comercial de Brasil, uno de los mayores de la Argentina y tiene una fuerte presencia en todo el continente. La devaluación volverá más caras para los chinos las materias primas latinoamericanas y es probable que baje su demanda, lo que afectará el PBI de estos países. 

2) Presión sobre la balanza comercial: Por otro lado, el abaratamiento de los productos chinos puede generar un aumento de las importaciones en los países de la región, lo que complicaría a las empresas locales y el equilibrio de la balanza comercial. 

3) Escasez de divisas: La merma en las exportaciones de los productos de la región llevará a una menor entrada de divisas que los países latinoamericanos necesitan, más cuando quedó atrás el auge de las commodities y la entrada de capitales de inversión. 

4) Caída del valor de las materias primas: La caída en la demanda de materias primas producidas en América latina, especialmente minerales y cereales, reducirá aún más el precio de estas commodities, que ya están a la baja

5) Competencia: En el caso de Brasil, especialmente, el abaratamiento de los productos chinos también afectará la competencia con productos brasileños en terceros mercados, como en el caso de autos y electrodomésticos.

Artículo producido para La Nación, Argentina

[Crédito foto: Sputniknews]

También puedes leer:

El debut global del yuan

– La crisis china hoy, ¿un recuerdo del estallido de Wall Street en 1929?

– Tacos a la Panda: El problema no es el precio del acero chino, el problema es que no pensamos como los chinos