Mei Wenti: 26 años, 26 minutos de silencio

In by Andrea Pira

En su cuarta entrega de Mei Wenti, nuestra colaboradora Marta Gil nos recuerda uno de los acontecimientos más significativos en la historia de China: la masacre de Tiananmen, que ocurrió en un mes de junio hace 26 años. 

Por las fechas en las que estamos, me gustaría hablar en este cuarto artículo de Mei Wenti de uno de los acontecimientos que ha marcado la historia de China y que a día de hoy sigue siendo muy importante tanto dentro como fuera del país, la matanza de la plaza de Tiananmen.

Puede que hayas estado paseando por la plaza frente a las puertas de la impresionante Ciudad Prohibida y junto al todavía de cuerpo presente Mao Zedong, al que los chinos siguen visitando y regalando flores blancas a diario. La sensación allí es diferente al resto de la ciudad, se respira contención en cada una de sus esquinas. Hace 26 años, el 4 de junio de 1989, el Ejército chino abrió fuego de manera indiscriminada contra las personas que en la plaza se manifestaban pacíficamente desde hacía algo más de 2 meses por sus derechos, la mayoría estudiantes, docentes e intelectuales que pedían reformas democráticas y medidas contra la corrupción. El resto de la historia y su trágico final, es de sobra conocido por todos. 

El gobierno se sigue reafirmando año tras año en que aquella noche murieron 200 personas, aunque los testigos elevan las cifras a miles. Paradójicamente, la mayoría de los chinos jóvenes nunca han oído hablar de lo que pasó, no saben que una vez los suyos se levantaron pacíficamente contra lo que consideraban injusto. La matanza de Tiananmen no forma parte de los libros de historia del país, es algo que no se enseña y de lo que no se habla. Además, cualquier tipo de relación con los hechos es motivo suficiente para no poder militar en el único partido que gobierna el país. La regla es sencilla: o no lo sabes, o lo sabes y lo obvias.

No obstante, esta represión se limita únicamente a donde abarca la censura del país. Al contrario que en China continental, en Hong Kong sí existe libertad de expresión y todos los años el 4 de junio sus ciudadanos se lanzan a la calle armados con carteles y velas. Buscan luchar contra el olvido de los errores del pasado y garantizar su propia democracia, comprometida en los últimos años con la posible anexión de su región a China. Hace unas semanas se volvieron a reunir en el parque Victoria alrededor de 135.000 personas, aunque la policía cifra los asistentes en algo más de 46.000.

En los últimos años han habido numerosos intentos de expresión e incluso ataques en la plaza Tiananmen, a menudo relacionados con otros problemas sociales del país, pero siempre han sido frustrados al instante y sancionadas las personas que lo lideraban. Nunca se ha dado una información fiel sobre lo que sucede y se ha levantado un muro casi insalvable sobre las protestas. Tal es así, que ha comenzado una cruzada por ocultar una de las fotos más famosas que más daño hace al gobierno actual, la de la esposa del Presidente de China Peng Liyuan cantando a los soldados que participaron en la matanza tan solo unos días después de los hechos.

Las consecuencias de todo lo sucedido han ido mucho más allá de las pérdidas que se registraron aquella noche. Convertidas en una actitud y en una forma de gobierno, China ha caido en la completa sumisión. No obstante, algunas voces aún se siguen levantando dentro del país para no olvidar lo ocurrido, principalmente las de aquellos que la vivieron en primer persona, "la historia juzgará", dicen. 26 años después Tiananmen se sigue recordando desde la distancia, desde donde no hay capacidad real de comenzar un cambio. Y al final el error es de todos nosotros. No deberíamos acordarnos solo en fechas señaladas, debería ser parte natural de nuestra historia para que no se pierda el mensaje que empezó a gestarse meses antes de aquel 4 de junio y que hoy en China prácticamente ha desaparecido. Al final, si únicamente podemos juntar todos los minutos de silencio que se han guardado en cada parte del mundo, nos habrán ganado y nos habremos quedado callados eternamente. Tenían mucha razón estos chicos, "victory belongs to us forever" (la victoria nos pertenece para siempre), hagámosles caso.

[Crédito foto: Culturally Engaged]

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