“Los cuadros viajan más que uno, pero el viaje a la mitológica China no podíamos perdérnoslo”: artista mexicano Manuel Felguérez

In by Simone

A sus 80 años, Manuel Felguérez sólo cree en seguir trabajando. A pesar de contar con uno de los conjuntos de obras más sólidas en la historia del arte mexicano, el renombrado -y prolífico- artista sigue pintando y esculpiendo con la misma vitalidad y curiosidad plástica de siempre. Una treintena de sus obras recientes se exhiben actualmente en Beijing, como parte de las celebraciones de los 40 años de relaciones diplomáticas de México y China. China Files conversó, junto con otros medios, con el reconocido pintor y escultor mexicano antes de la inauguración de su muestra.
Con una treintena de obras -entre pinturas, esculturas y fotografías-, se inauguró el viernes pasado la exposición “Obra reciente” del renombrado artista abstracto mexicano Manuel Felguérez en el museo de la Academia Central de Bellas Artes de Beijing. Hasta el 19 de abril, el público chino podrá acercarse por primera vez a la obra de uno de los más importantes exponentes del arte abstracto en América Latina.

Allí -en el flamante edificio diseñado por el arquitecto japonés Arata Isozaki- se exhiben sus esculturas recientes, estructuras monocromáticas que juegan con diferentes volúmenes geométricos, balanceándose elegantemente gracias a los cables tensados que les dan forma. O bueno, en realidad se trata de sus modelos para esculturas, ya que son réplicas en miniatura de obras pensadas para espacios monumentales de hasta 30 metros de altura.

A su lado, las pinturas recientes de Felguérez, también abstractas pero en una exploración pictórica lejana de la geometría y más cercana a las sinuosas formas y tonos ocres de pintores como Antoni Tàpies. Completan el recorrido fotos en gran formato de sus esculturas públicas más conocidas: la Puerta del Tiempo en la entrada de la rectoría de la Universidad Autónoma de México, la Ecuación de acero en la fachada de la vieja casa que sirve de sede al Ministerio de Educación Pública o el Muro de calaveras en el Museo de Antropología, todas en Ciudad de México.


¿Con qué criterios escogió las obras que trae a China?

Es una exposición sólo de obra reciente. Yo empecé en los años cincuenta y evidentemente en esos 50 o 60 años mi obra se ha ido transformando. Siempre he pensado que el arte es creación e invención, y que el artista no debe repetirse, sino encontrar más posibilidades.

Trajimos una muestra que comprende obras hechas en los últimos cuatro o cinco años. No es sólo de pintura ni sólo de escultura, sino que abarca un poco de lo que ha sido mi producción en la vida. Soy pintor, pero a la vez también soy escultor. Toda la vida he producido las dos, además de arte gráfica como grabado y litografía.

Es una exposición hecha para viajar. Se presentó primero en Madrid, posteriormente en Berlín y últimamente en París. Regresó a México y fue cuando empezó la solicitud para traerla a China. Su dimensión no implica gran desgaste de transporte, sino que permite viajar. Creo que es una exposición chica pero muy variada y muy centrada en lo que hago.

Sus esculturas suelen ser monumentales. ¿Cómo exhibir, de manera significativa, la obra de un escultor con obras tan grandes?

La escultura que presento es de pequeño formato. Son prácticamente maquetas, ideas de obras que pueden llegar a tener veinte o treinta metros. Como no podría traer las grandes obras, traje unas fotografías que ilustran esculturas como las que presento, que han sido realizadas como piezas de arte urbano en lugares públicos.

Ninguna se ha hecho en grande, entre otras cosas porque se vinieron a viajar. Algunas se harán sin lugar a dudas, excepto que me muera.

 

¿Cómo le ha parecido la experiencia de exhibir en China? ¿Qué valor tiene para usted exponer tan lejos de México?

El artista, por un lado, produce, vive en el taller y se encierra a trabajar. Pero el arte es comunicación y para comunicar se necesita exhibir. Personalmente resulta muy emotivo exponer para otros públicos, no quedarse uno siempre sólo en México.

A través de los 80 años que tengo y 60 de producción constantemente me han solicitado exposiciones en otros países. Para nosotros los artistas mexicanos, es relativamente fácil exponer a lo largo de América o en Europa, pero China nos ha sonado siempre como una leyenda, como algo que casi no existe sino en nuestra imaginación. Cuando iba a la escuela siendo niño, siempre nos decían que si hacíamos un agujero en la tierra, largo, largo, largo, salíamos a China. Entonces cuando la embajada de México, en honor de los 40 años de relaciones sugirió invitarme a hacer esta exposición, para mí y para mi esposa Mercedes fue una gran alegría.

Normalmente los cuadros y las obras viajan más que uno, porque a muchas exposiciones uno no asiste. Pero el viaje a la mitológica China no podíamos perdérnoslo.


¿Cómo enriquece su visión creativa un viaje a China?

El arte es hijo del arte, es producto del arte. Cada vez que uno entra en contacto con otras civilizaciones, antiguas o modernas, es inevitable que su concepto, su riqueza cultural y lo que uno ve alimentem lo que uno hace. En cada viaje, a medida que uno conoce una nueva cultura, conoce su riqueza arquitectónica y artística, y ve sus cambios sociales, el individuo enriquece su producción artística.

Siempre se refiere a su generación como una de ruptura con el muralismo mexicano de Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco. ¿Qué opina de esta fama?

El arte siempre se ha producido a través de rupturas, pero en México esto ha sido especialmente evidente. Desde el arte prehispánico hasta el colonial, desde el barroco hasta el neoclásico, sus momentos siempre se han producido a través de rupturas porque el arte siempre es dialéctico y es diacrónico. Es decir, va de acuerdo con su sociedad y con su tiempo.

Y así, con la llegada del siglo XX, nace un arte con otras características. Se acaba el arte independentista y nace un nuevo arte que refleja la Revolución Mexicana, que corresponde a la famosa Escuela mexicana de pintura, profundamente nacionalista.

En la segunda mitad del siglo XX el país vuelve a cambiar. Se olvida de la revolución y sus conceptos, y nace un país nuevo. Y este país nuevo da un arte nuevo, con una ruptura generacional que incluye a los pintores, pero también a los escritores, a los músicos y al teatro. Se nos puso nombre de “ruptura”, pero en realidad significa que se acaba el arte nacionalista y aparece uno con características mucho más internacionales.


¿Conoce el arte que se está produciendo en China?

No muy bien, por la distancia. Últimamente he visto en Nueva York algunos de los más nuevos artistas contemporáneos, como Cai Guo-Qiang. Y he visto a algunos en libros, pero no he tenido oportunidad de verlos. No ha habido una gran exposición de arte chino en México.

La información que uno adquiere a través de libros y de imágenes a la larga es muy engañosa. Para poder juzgar el arte de un país, hay que verlo directamente. Si es posible no sólo verlo, sino tocarlo.

¿Cómo cree que serán recibidas sus esculturas y pinturas en China?

El arte es un lenguaje universal, que no necesita traducción. Es un problema de sentimientos. La ilusión es encontrar un diálogo espiritual. Con ese diálogo espiritual, [el espectador] se emociona, el arte existe y hay una comunicación. No importa que sea mexicano o sea chino: el contacto es el mismo.


Para ir a ver a Felguérez en Beijing:

¿Dónde?

China Central Academy of Fine Arts Museum
No. 8 Hua Jia Di Nan St.
Chao Yang District, Beijing

¿Cuándo?

Hasta el 19 de abril. Martes a domingos, 9:00 a 17:30
Entrada: 15 yuanes, 10 para estudiantes

¿Cómo llegar?

En auto: en el barrio de Wangjing, cerca del Airport Expressway, justo afuera del cuarto anillo
En transporte público: tomar el bus 132 en la estación de buses de Dongzhimen hasta la parada Huajiadi Nanjie (20 minutos)

Para ver el mapa y las indicaciones, haga clic aquí  

http://www.cafamuseum.org/en