Las predicciones sobre el futuro de China se han vuelto un lugar más que común en los comentarios sobre el sistema internacional. Desafortunadamente, son bastante frecuentes aquellas basadas en opiniones sensacionalistas, las cuales magnifican las implicaciones de cualquier evento o tendencia y pronostican la hegemonía futura o el fracaso trágico de la República Popular. Sin embargo, tanto para analizar el sistema internacional como para la vida misma, una de las cualidades más valiosas es la prudencia –a pesar de que esta no ayude a vender libros o a ganar la atención de aquellos con la necesidad constante de alarmarse. Por ello, en esta entrega mensual se analizarán brevemente tres de los últimos acontecimientos más importantes relacionados con el papel que desempeña China en el ámbito internacional.
El aumento en las ventas de petróleo de Arabia Saudita
En febrero, las ventas de petróleo de Arabia Saudita a China aumentaron 36%, con lo cual alcanzaron su máximo volumen de los últimos tres años. La principal implicación de este incremento se relaciona con Irán, el principal antagonista del reino saudí en Medio Oriente. Actualmente, China es el principal socio económico de Irán (el principal destino de sus exportaciones y el segundo país de origen de sus importaciones), mientras que Irán es el sexto proveedor de petróleo de China (después de Arabia Saudita, Rusia, Angola, Irak y Omán). Por su parte, China es el tercer cliente petrolero de Arabia Saudita, después de Estados Unidos y Japón.
El contexto regional está marcado significativamente por el levantamiento de las sanciones económicas en contra de Irán, que se volvió efectivo en enero de este año. Con ello, se liberaron los fondos en el extranjero del país (valuados en aproximadamente 100 mil millones de dólares), terminaron las restricciones a las inversiones del extranjero, a sus importaciones petroleras y se le permitió ingresar al sistema bancario global. Intuitivamente, esto representará una oportunidad para el desarrollo económico del país. Dentro del tablero geopolítico, uno de los principales afectados por este cambio es Arabia Saudita.
Lo más probable, como se ha comentado en varios medios de comunicación, es que el aumento en las ventas de petróleo a China sea un intento de Arabia Saudita para consolidar su lugar como abastecedor de la República Popular y para relegar a Irán en el mismo ámbito. Sin embargo, las implicaciones de esta estrategia no deben sobredimensionarse. En enero de este año, Xi Jinping llevó a cabo una gira por Medio Oriente (la primera de un presidente chino a la región en los últimos 14 años).
En concordancia con el pragmatismo característico de las relaciones exteriores de China, el presidente visitó ambos países (Arabia Saudita antes de Irán) y elevó la relación con ambos países a una “alianza comprensiva y estratégica”. Dentro del esquema de las relaciones internacionales, donde el movimiento de una pieza afecta a (todas o casi todas) las demás, el futuro crecimiento de la economía iraní aumentó los incentivos de Arabia Saudita para afianzar su relación con China, al mismo tiempo que abrió espacios de oportunidad para el acercamiento entre China e Irán; lo cual representa una ganancia doble para la República Popular.
La expansión internacional de las empresas chinas y la compra de Syngenta
Como resultado de la desaceleración económica al interior de China, sus empresas anunciaron planes para invertir capital fuera del país. En específico, se planteó la compra de 66 empresas extranjeras, por un valor de 69,000 millones de dólares. En consecuencia, en febrero pasado la estatal ChemChina compró el total de las acciones de la compañía suiza Syngenta por 43,000 millones de dólares; lo cual representa la mayor adquisición de una empresa china en el extranjero en la historia del país.
Syngenta es una empresa agrícola, considerada la tercera más grande del mundo en la comercialización de semillas. Además de pesticidas, también lleva a cabo investigaciones genéticas y biotecnológicas. Cuenta con aproximadamente 28,000 empleados en 90 países y sus ganancias anuales se estiman en aproximadamente 14,7 mil millones de dólares. Uno de sus principales competidores es Monsanto Company, empresa estadounidense líder mundial en la producción de agroquímicas y en el desarrollo de tecnología de modificación genética, que intentó sin éxito comprar Syngenta el año pasado.
Previamente, Chem China compró la empresa italiana fabricante de neumáticos Pirelli y la alemana productora de maquinaria industrial KraussMaffei. Sin embargo, y contrariamente a opiniones sensacionalistas, esto no es sinónimo de un enfrentamiento futuro entre China y Estados Unidos Las implicaciones tangibles de la adquisición de Syngenta son: un paso más en dirección a garantizar la seguridad alimentaria de China –considerada un asunto de seguridad nacional, debido a la escasez de tierras arables en el interior del país–, y la posibilidad de que desempeñe un papel importante en la comercialización de granos en el mercado de países emergentes.
Como se puede inferir, con base en los ejemplos mencionados anteriormente, es poco atinado analizar las consecuencias de eventos internacionales sin considerar los contextos económicos y políticos regionales, así como su relación con otros acontecimientos. Últimamente, la reducción de 25% en las exportaciones de China ha ocupado un papel importante en los medios de comunicación y ha atizado la imaginación de los creyentes en un próximo e inminente final del ascenso pacífico chino. Sin embargo, para analizar su significado, es necesario tomar en cuenta la desaceleración económica por la cual transitan muchos otros países, así como otros procesos que han beneficiado notablemente el lugar y el desempeño de China en el mundo.
[Crédito foto: CNN] También puedes leer:
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