Wukan, pequeño pueblo pesquero en Guangdong, al suroccidente de China, se perfila como “la llama de la democracia” de la nueva China. Los campesinos han logrado algo que ni académicos ni premios Nobel han logrado: ejercer el derecho ciudadano del voto libre. Conocido ya como un experimento social sin igual en China, Wukan pasará hoy a la historia como las primeras elecciones democráticas libres. Hoy primero de marzo, el pequeño pueblo de Wukan, de 20.000 habitantes, elige independientemente y de forma autónoma a sus líderes locales.
Las elecciones en China no son nuevas. Desde los años ochenta se ha implantado un modelo de selección popular de lideres locales encargados de temas como bienestar social, sanidad y limpieza. Sin embargo, las manos invisibles del Partido Comunista siempre han permeado la decisión final. Los elegidos tienden a ser personas con relaciones internas que muchas veces usan el poder en beneficio propio. La corrupción en estos niveles base ya se ha convertido en uno de los más grandes problemas de China hoy en día.
Wukan era uno de esos pueblos que convivía con sus líderes elegidos arbitrariamente. Hasta el 21 de septiembre del año pasado. Cientos de personas se lanzaron a las calles a protestar por la expropiación ilegal de tierras y su venta a entidades privadas. Culpaban a Xue Chang, el entonces secretario del Partido desde 1970, de vender por casi mil millones de yuanes (US$ 159 millones) algo más de 11 kilómetros de tierra a la constructora Country Garden, quedándose con una buena parte. Las irregularidades, afirmaron, venían presentándose desde 1998.
En China, la tierra es propiedad del Estado, pero los ciudadanos pueden alquilarla por setenta años. El gobierno local puede solicitar los terrenos para desarrollar proyectos inmobiliarios, siempre y cuando se compense y reubique a los afectados. Sin embargo, en la práctica, el procedimiento tiende a enlodarse y los procedimientos legales son comúnmente ignorados. Se calcula que el 65% de los “incidentes de masa” en China se deben precisamente al descontento popular por expropiaciones forzadas y demoliciones, tanto a nivel urbano como rural.
En pocos días, los protestantes en Wukan pasaron de cientos a miles. Los funcionarios locales terminaron por escaparse del pueblo, dejándolo en manos de la comunidad. Como reacción común, se aplicó la fuerza: la policía y el ejército bloquearon las entradas y frenaron el ingreso de alimentos y suministros básicos. Varios líderes de la protesta fueron arrestados.
Pero la protesta no se detuvo y los manifestantes escogieron nuevos líderes que los representaran. Pasaron tres meses y las protestas fueron escalando de tono, dejando en algunos momentos un número considerable de heridos y daños a instalaciones gubernamentales.
El 12 de Diciembre, uno de los líderes arrestados, Xue Jinbo de 42 años, murió en extrañas condiciones bajo custodia de la policía. “La muerte puede traer terror o la resistencia sacrificando la vida. La gente de Wukan escogió la segunda”, escribió Chang Ping en su editorial para la revista hongkonesa Isunaffairs. En efecto, la muerte de Xue se convirtió en un impulso para los protestantes y gracias a la presión colectiva se lograron instaurar diálogos con el Partido Comunista. Por primera vez en China las autoridades retrocedieron en lugar de atacar más fuerte.
Wukan se convirtió en el primer pueblo en autogobernarse en China, seleccionando a sus propios representantes comunitarios encargados de entablar una conversación directa con los líderes del Partido, en la Provincia de Guangdong. Incluso uno de los líderes de la protesta, Lin Zuluan de 67 años, fue nombrado Secretario del Partido Comunista en Wukan.
A finales de diciembre, el pueblo alcanzó otro logro sin precedente. Las autoridades prometieron liberar a los demás arrestados y se comprometieron a investigar tanto las denuncias de expropiación ilegal como la muerte de Xue. El pueblo recibirá una respuesta del Partido el próximo 19 de febrero.
Además de esto, lograron ser exonerados por sus acciones. “El comportamiento extremo de los habitantes puede ser entendido y perdonado, y el Partido y el gobierno no los juzgarán como responsables” declaró Zhu Mingguo, vicesecretario de la sección regional de Guangdong del Partido Comunista.
Con los funcionarios en fuga, los habitantes de Wukan reclamaron una nueva elección de líderes locales. Pero esta vez, éstas serían libres y autónomas, sin intervenciones del Partido. El pasado 1 de febrero, el pueblo eligió entre 22 candidatos, a los once miembros del Comité electoral, en urnas privadas y con tarjetones para identificar a los votantes. Algo extremadamente innovador en China.
“Pienso que ésta es una verdadera realización de la democracia, en la que la gente está motivada a ejercer sus derechos de votar voluntariamente”, declaró Lin Ruoyuan, ciudadano de Wukan, al South China Morning Post. Yang Semao, ex presidente temporal del Comité elogió el proceso, añadiendo que el pueblo “pagó un precio enorme con la muerte de Xue y el sufrimiento en estos meses de protesta”, añadiendo que las elecciones de la semana pasada no se pueden compara con las “elecciones corruptas y cerradas del pasado”.
Varios habitantes del pueblo afirmaron tener por primera vez un “sentimiento de democracia”. “Este es el logro más grande de nuestro pueblo en las pasadas cuatro décadas. Para mi es una experiencia histórica” declaró Yang Jinlu de 43 años.
Guangdong, ha sido desde siempre una de las provincias más adelantadas de China. La provincia produce un cuarto de las exportaciones de todo el país, que corresponden a todas las de Corea del Sur, y su PBI total es casi del tamaño del de Indonesia. En meses pasados se convirtió también en una de las primera provincias chinas en elegir representantes independientes para las asambleas locales, casi como un antecedente al “modelo Wukan”, como ya comienza a ser referido.
Detrás de todo este proceso ha estado Wang Yang, el jefe del Partido Comunista en Guangdong, quien se ha convertido en una de las nuevas estrellas de la política china. Las decisiones tomadas frente al incidente de Wukan posiblemente ilustran una tendencia reformista dentro del Partido Comunista en la nueva etapa que inicia en Octubre, cuando haya un cambio de poder.
La decisión de entablar un diálogo es sin duda una nueva etapa en la solución de conflictos sociales, especialmente en esta provincia que se ha visto golpeada económicamente por las crisis que azotan a Europa y Estados Unidos.
Las protestas sociales se han extendido en otros pueblos de Guangdong, como Wanggang, también por problemas de tierras, y Haimen, contra una central eléctrica. Pero Wang Yang, perfilándose ya como un funcionario con mayor responsabilidad cuando asuman los nuevos líderes, ha logrado manejar los descontentos sociales, apuntando a solucionar el problema de corrupción en los puestos base.
“La conciencia democrática popular está aumentando de modo significativo en esta sociedad que cambia: cuando los llamados por los derechos no se tienen en cuenta con la debida importancia, hay un riesgo de que se conviertan en graves incidentes de masa” declaró. Las acciones de Wang están siendo secundadas por Zhu Xiaodan, el nuevo Gobernador de Guangdong, demostrando que existe un lineamiento hacia la apertura desde lo alto del Partido.
Wukan ha demostrado que premisas ampliamente aceptadas en China como que como que el pueblo chino no sabe afrontar la democracia, no está preparado para ello y que necesita la fuerza para organizarse, son falsas. Wukan, con sus 20.000 habitantes, por supuesto, es una pequeña muestra de todo el país. Pero estos pocos de miles han logrado algo que ni la educación, ni el renombre, ni la ayuda internacional han logrado. Wukan es solo un pueblo de pescadores, interesados en defender sus propios intereses. Y es allí donde realmente se ejerce la democracia.
ACTUALIZACIÓN: Las autoridades prohibieron, sin dar mayores explicaciones, la presencia de periodistas extranjeros durante las elecciones.
Artículo publicado en La Nación (Argentina)