En los límites del imperio: el síndrome de China

In by Andrea Pira

La enésima gripe aviar ha vuelto a desatarse y esta vez le ha tocado el turno a China, donde se ha originado la epidemia, y de momento, que sepamos, aún no se ha expandido a otros países. Cosa bien rara, dada la capacidad de la China contemporánea para expandirse hacia otros países como se expande el Gangnam Style.
De momento tenemos más de una treintena de afectados y un puñado de muertos por lo que parece ser una gripe provocada por el virus H7N9, el cual y por el momento se reduce a las provincias orientales de China: Jiangsu, Zhejiang, Anhui y la ciudad de Shanghai.

Si en Europa, Ortega y Gasset temía a esos chinos con coleta pasando los Urales, en Taiwán se teme a esos chinos con acento rural que pueden traer consigo una nueva gripe del pollo. Los turistas chinos llegan en oleadas a Taipei y su primera visita suele ser el rascacielos 101, donde ya se ha instalado en la entrada principal un dispensador de líquido desinfectante para manos con las debidas señales y mensajes informativos, que los turistas leen con mucha atención.

De momento, ningún turista chino ha traído consigo el virus, aunque la Oficina Nacional de Salud a través del Instituto de Enfermedades Infecciosas ya está llevando a cabo los protocolos necesarios en los aeropuertos y las autoridades chinas han permitido a expertos taiwaneses y hongkoneses visitar las zonas afectadas del continente para intercambiar información con los expertos chinos que están tratando la epidemia.

La Oficina Nacional de Salud también aconsejó a los turistas taiwaneses y a muchos de los isleños que viajan por trabajo y con frecuencia al continente que eviten las zonas afectadas y que si no les queda más remedio que eviten, no obstante, el contacto con los pollos. ¡Ah, el pollo! ¡Tan sabroso y tan letal!

Como Taiwán ya tuvo la mala experiencia del SARS en el 2003 los preparativos no sólo se han quedado en la habitual campaña de prevención y control aeroportuario, el desarrollo acelerado de vacunas o la colaboración no siempre fácil con China Continental, sino que también ha hecho planes para hacer frente al peor escenario posible. En caso de que la epidemia se extendiera a Taiwán, 20 de los hospitales bajo administración directa de la Oficina Nacional de Salud, serían desalojados de los pacientes normales y sus instalaciones dedicadas exclusivamente a luchar contra el virus. Medida ciertamente drástica pero como decía, aquí el personal está muy escarmentado.

Mientras tanto, los epidemiólogos recomiendan lavarse bien las manos y no llevarse el dedo a los ojos ni la nariz. En un acto tan común y mañanero como quitarse una legaña podría esconderse un virus letal procedente del pollo chino. Esperemos que tal y como pasó en 2009 con la gripe porcina, la cosa no llegue a mayores y la enfermedad muera en China lo antes posible. El vaciado de 20 hospitales suena demasiado a apocalipsis de serie Z.

Iker Izquierdo es un periodista español basado en Taipei. Acá puedes leer la presentación a su blog "En los límites del imperio".


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