En los límites del imperio: De corruptione Formosae

In by Andrea Pira

Esta última semana ha vuelto a ser dura para Ma Ying-jeou. Dos nuevos casos de corrupción han vuelto a salpicar a su entorno más próximo provocando que el presidente tuviese que pedir perdón al pueblo una vez más.

Escuchar a un político pedir perdón y quedarse como está es quizás uno de los espectáculos más lamentables que uno puede presenciar pero resulta de lo más normal por estos lares. Máxime cuando esta petición de perdón viene provocada por algo que no está relativamente bajo su control directo, como es la corrupción delictiva que pueda afectar a sus ayudantes directos. Pero así está el tema.

Esta semana conocimos que un comisionado del Kuomintang en el condado de Nantou, en el centro de Taiwán, Lee Chao-ching, había sido acusado de aceptar sobornos. Poco después nos enterábamos de que la concejal del Kuomintang por Taipei y directora de la oficina de la presidencia del Kuomintang, es decir, una persona muy cercana a Ma Ying-jeou, aceptaba sobornos de una empresa de construcción que aspiraba a llevar adelante el proyecto de las Torres Gemelas de Taipei.

Las imágenes de esta última, Lai Su-ju, pueblan a estas horas las televisiones al conocerse que el juez de instrucción ha ordenado prisión incondicional preventiva por riesgo de fuga. Las redes sociales echan humo y el gobierno cae en las encuestas hundiéndose su popularidad aún más de lo que estaba. Cuando parecía que la economía comenzaba a dar alegrías al gobierno del Kuomintang, la corrupción viene a recordarle que los mortales somos sombras y ceniza.

Uno de los mayores activos -si no el mayor-, de Ma Ying-jeou como presidente era la aureola de honestidad que rodeaba a su persona. Esa vitola de hombre incorruptible le permitió arrasar en las elecciones de 2008, especialmente como consecuencia de los escándalos de corrupción en los que se vio envuelto el anterior presidente Chen Shui-bian y su familia, que actualmente cumplen condena por malversación de fondos públicos.

En una encuesta express publicada por el Apple Daily, el 69% de la ciudadanía ya no tiene confianza en la honestidad de Ma Ying-jeou. El diario opositor en mandarín, Liberty Times, acusaba al presidente de ser incapaz de controlar la corrupción y que todas sus promesas de luchar contra la misma no eran sino palabras bonitas de noche de boda.

Los rumores que arreciaban a finales de año de posibles sustitutos del presidente en el propio Kuomintang vuelven a reaparecer, con los alcaldes de Taipei, Hau Lung-bin, y Nueva Taipei, Eric Chu, como principales candidatos. Curiosamente, las críticas no han sido vertidas sobre el primero de ellos, bajo cuyo control está el proyecto de las Torres Gemelas, pero en estos momentos el alcalde de Taipei parece intocable y cada día gana enteros para ser el próximo candidato del KMT en 2016.

La corrupción delictiva, es decir, tipificada en el Código Penal, que afecta al Kuomintang es inherente a cualquier sociedad política, siendo difícil ponerle coto. Siguiendo a Bismarck incluso podríamos decir que un poquito de corrupción puede incluso mantener el sistema bien engrasado mientras que un puritanismo excesivo puede paralizar toda la maquinaria del Estado, amenazando su eutaxia.

El estado es como un sistema termodinámico que necesita de un cierto equilibrio que lo mantenga estable. Los casos de Lee Chao-ching y Lai Su-ju pueden ser aislados o pueden ser la punta del iceberg pero independientemente de ello, el gobierno ha de calcular si se debe tirar de la manta para acabar de descabezar a la hidra o centrarse en seguir mejorando la economía, pues el bolsillo sigue siendo lo que más importa al contribuyente. Lo que sea pero que no vuelva a pedir perdón sin hacerse el harakiri. Le hace quedar a uno como un saltimbanqui en un perpetuo hacer alehop en el alambre.

Iker Izquierdo es un periodista español basado en Taipei. Acá puedes leer la presentación a su blog "En los límites del imperio".