No aparece registrada ni en China ni en Gran Bretaña, pero eso no fue un impedimento para que la Fundación Chong Hua hiciera una donación multimillonaria a la Universidad de Cambridge para financiar los estudios sobre China. La donación prometida, que rondaría los 3,7 millones de libras esterlinas (US $5,8 millones), estaría destinada a la creación de una cátedra sobre China en el nuevo Centro para Estudios sobre el Desarrollo. Pero la donación ha sido recibida con alarma y preocupación por docentes y estudiantes de la prestigiosa universidad, en momentos en que han aumentado los pedidos sobre la transparencia en las fuentes de financiación de las instituciones educativas en Gran Bretaña y otros países.
Cambridge señala que ha investigado rigurosamente a sus anónimos benefactores, que no han podido “identificar ningún vínculo entre la fundación privada y el gobierno chino” y que los donantes son “personas privadas que desean permanecen en el anonimato”. La prestigiosa universidad también enfatizó que la donación no condiciona de ninguna manera las áreas de investigación del futuro centro y que no existen temas académicos “vedados” como el Tíbet o la situación de derechos humanos en China.
Sin embargo, las dudas persisten entre numerosos miembros de la comunidad académica, que cuestionan la poca información que se conoce de los enigmáticos mecenas, sin página web, sin registro legal y sin junta directa conocida. “La falta de transparencia, claridad y debate en torno a las relaciones entre la Fundación Chong Hua y el gobierno chino es una preocupación muy seria y genera grandes interrogantes sobre los vínculos entre los benefactores y las universidades”, señaló Tarak Barkawi, profesor emérito de estudios de guerra de la universidad, al Telegraph británico. Otros profesores lo han interpretado, como mínimo, como un esfuerzo poco encubierto de Beijing de expandir su “soft power” por el mundo académico.
De hecho, las primeras inquietudes sobre la donación surgieron cuando se reveló que la dirección del nuevo centro sería asumida por el sinólogo Peter Nolan, que había personalmente ayudado a gestionarla. Según varias personalidades de la universidad, Nolan es conocido por su cercanía con varias prominentes familias chinas dentro del gobierno y por haber sido profesor de varias figuras prominentes como Liu Chunhang, yerno del premier Wen Jiabao.
Liu, con quien Nolan ha publicado varios ensayos académicos, es actualmente el director de investigación y de estadísticas de la Comisión de Regulación Bancaria, en un país donde prácticamente todos los grandes bancos son estatales. También se dice que Nolan incluso habría enseñado a Wen Ruchun, la hija del actual primer ministro chino.
Pero la misteriosa donación no ha sido sensible sólo en Gran Bretaña. El Telegraph reportó que las referencias a la financiación china de Cambridge han sido borradas de las redes sociales chinas, incluyendo comentarios que la defendían. Esa revelación ha reanudado las voces de protesta en Gran Bretaña. “Estas revelaciones hacen insostenible la insistencia de Cambridge de que la Fundación Chong Hua no tiene vínculos con el gobierno chino. La financiación encubierta a través de organizaciones fachada es precisamente cómo la CIA corrompió a los departamentos de las universidades estadounidenses durante la Guerra Fría”, añadió Barkawi.
La controversia ocurre apenas ocho meses después de que una donación hace dos años de US $2,3 millones de Saif el Gadafi, el hijo del depuesto presidente libio, al London School of Economics generara fuertes protestas por parte de estudiantes y profesores de la prestigiosa universidad. Ese incidente terminó con una investigación oficial y la renuncia del rector del LSE. El subsiguiente informe judicial afirmó que las actividades de recaudación de fondos de las universidades debían, forzosamente, reflejar los “valores fundamentales” de la institución.
Los regalos gubernamentales no son, sin embargo, inusuales. Arabia Saudita ha donado más de US $50 millones en total a Harvard, Georgetown, Cambridge y Edimburgo para financiar los estudios sobre el mundo musulmán. Ya hay precedentes de regalos chinos rechazados debido a las condiciones que los acompañaban, como sucedió con la oferta de US $4 millones para un Instituto Confucio declinada por Stanford por una cláusula que le pedía evitar temas sensibles como el Tíbet.