¿Quién es Zhu Jun, el millonario detrás del Shanghai Shenhua?

In by Andrea Pira

 En menos de un mes el Shanghai Shenhua se convirtió en el “dream team” del fútbol asiático. A pesar de haber copado los titulares de la prensa deportiva mundial con su fichaje del delantero francés Nicolas Anelka en enero, tras 14 fechas el equipo languidecía en el puesto doce, a dos puntos del descenso y a 17 del líder. La crisis futbolística requería medidas drásticas. Y el dueño del Shenhua, el multimillonario chino Zhu Jun, las tomó. Primero contrató al delantero marfileño Didier Drogba, que acaba de guiar al Chelsea a su primera Liga de Campeones, con un salario semanal de US $315.000. Luego fichó al técnico argentino Sergio “Checho” Batista, que tomó las riendas de la selección albiceleste tras la salida de Diego Maradona y luego sería despedido tras la última Copa América. Y finalmente pagó 7,5 millones de dólares por el pase del volante colombiano Giovanni Moreno, ex del Racing.
Un magnate particular

¿Pero quién es el hombre detrás del Shanghai Shenhua? A primera vista, Zhu Jun es un magnate como los que han llegado al Chelsea, el Manchester City o el Paris Saint-Germain. No se sabe mucho de él: sólo que tiene 45 años y que debe su fortuna a The9, una empresa de juegos en línea con la licencia exclusiva para operar el juego World of Warcraft -especialmente popular en China- y que cotiza en Nasdaq.

Zhu ha demostrado en poco tiempo que no es un propietario convencional. En 2005 compró su primer equipo, el Shanghai United. Dos años después, se convirtió en el accionista mayoritario del Shenhua y fusionó a los dos rivales de patio. Pronto mostró sus ambiciones internacionales: hace dos años intentó comprar el Liverpool inglés y colocar a Maradona como entrenador, pero su oferta fue rechazada.

Al igual que Roman Abramovich o Silvio Berlusconi, es conocida su tendencia a interferir en los asuntos deportivos del club. Como muchos magnates, tiene la última palabra en cuanto a fichajes y no le tiembla la mano para cambiar de entrenador. Tanto que en seis años han pasado por el club nueve técnicos. Esta temporada despidió al francés Jean Tigana tras cinco partidos y llegó a proponer a Anelka como jugador-asistente técnico, antes de decantarse por Batista.

A Zhu le gusta figurar, pero no solamente vestido de corbata y sentado en las gradas. Cuando en 2007 el Shenhua jugó en un torneo amistoso en Holanda, el multimillonario obligó a su entrenador a incluirlo en el once inicial para enfrentar al Liverpool. A los cinco minutos de iniciado el partido fue sustituido, nada más ni nada menos que por el delantero colombiano Hamilton Ricard, que militó en el equipo dos temporadas. Y hace dos meses jugó 45 minutos en otro amistoso, compartiendo el ataque con Anelka.

Pero también se ha dado a conocer por sus decisiones intempestivas. En 2010 el colombiano Duvier Riascos se consagró goleador de la liga china durante su única temporada en el Shenhua y fue vendido de inmediato para financiar otros negocios de Zhu.

Una liga en busca de prestigio

Zhu Jun no es el único que ha invertido en grande. El Guangzhou Evergrande, que se coronó campeón el año pasado en su debut en primera división, le paga al argentino Darío Conca 15 millones de dólares anuales, convirtiéndolo en el tercer jugar mejor pagado del mundo. En el último mes, el club del magnate de la construcción Xu Jiayin fichó al delantero paraguayo Lucas Barrios y al técnico italiano Marcello Lippi.

El fútbol aún no es un deporte de masas en China, pero el gobierno ha tomado nota de su popularidad y prestigio. El vicepresidente Xi Jinping, probable sucesor de Hu Jintao a finales de este año, aseguró el año pasado que tiene tres sueños para el fútbol chino: “clasificar al Mundial, organizar el Mundial y ganar el Mundial”. Y aunque suena ambicioso, podría ser el sueño perfecto para un país que busca consolidarse como potencia política, económica y cultural. Y por supuesto deportiva, como lo demostraron con los Juegos Olímpicos de Pekín en 2008.

“El fútbol chino necesita ídolos. Los buenos jugadores jóvenes sólo resultarán atraídos cuando logremos hazañas”, señaló el dueño del Shenhua al Financial Times. Por ahora, China se está convirtiendo en un destino atractivo para futbolistas en el ocaso de sus carreras, que buscan jugar un par de años más en una liga menos competitiva pero bastante rentable. Eso explica que sean más los rumores que corren que los contratos que se firman. Zhu cortejó a Michael Ballack y a Andrés D’Alessandro, antes de prometer que irían por Kaká o por Alessandro del Piero si fracasaba el pase de Gio Moreno.

Pero más que nada, la liga china busca limpiar su nombre tras el escándalo de corrupción que la sacudió en 2010. Después de una investigación de dos años, este mes fueron condenados a penas de entre cinco y doce años de cárcel dos ex presidentes de la Federación China de Fútbol, el ex capitán de la selección nacional, tres jugadores del único equipo mundialista que ha tenido el país y el mejor árbitro nacional. Todos formaban parte de una gigantesca red de apuestas, sobornos y resultados arreglados que hace palidecer al Calciópolis que sacudió al fútbol italiano. El Shenhua estuvo involucrado en varios de los partidos amañados.

Al rescate de la temporada

A pesar de la lluvia de yuanes, las cosas no han ido como esperaban en Shanghai. La llegada de Anelka fue un buen golpe de publicidad, pero aún no rinde los frutos esperados. Si bien el francés fue un fichaje estelar, también es cierto que se trata de un jugador conocido por su difícil temperamento y por su rol en el fiasco de la selección francesa en Sudáfrica, sin ofertas de alto nivel en Europa.

En cambio, la transferencia de Drogba es mucho más ambiciosa. Pese a que el africano es mayor que su compañero de ataque, llega todavía en óptima forma. El año pasado fue el autor del agónico gol que llevó la final de la Liga de Campeones contra el Bayern Munich a tiempo extra. Luego, marcaría el penalti decisivo que entregó a Abramovich el título tan esquivo desde su llegada -y la de su chequera- al club londinense. Además marcó el gol de la victoria en la final de la FA Cup contra el Liverpool y el gol que en últimas eliminaría al Barcelona en las semifinales de la Champions. Nada mal para un jugador al que muchos acusaban de viejo y acabado.

La contratación del “Checho” Batista sigue otra lógica diferente, pero muy local: a los chinos les gusta contratar a profesionales a los que han “visto” personalmente triunfar. Y aunque el argentino no había entrenado fuera de Sudamérica, ganó la medalla de oro con Messi, Agüero, Di María y el resto del equipo sub-23 de Argentina en los Olímpicos de Pekín.

Zhu Jun tiene claro que quiere sacar del sótano de la liga china al Shanghai Shenhua. Giovanni Moreno llega con la misión de cumplir el deseo multimillonario del dueño del equipo, que ha puesto a su lado compañeros de lujo y un entrenador de primera.

Reportaje publicado en El Tiempo (Colombia)

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[Foto de Goal.com]