El lado oscuro de la luna: en la lupa del ambicioso programa espacial

In by Andrea Pira

Las ambiciones del programa espacial chino no dejan de sorprender, y ahora el gigante asiático busca conquistar el lado oscuro de la luna, una hazaña que ningún otro país ha logrado jamás. 
Hace alrededor de medio siglo, cuando Estados Unidos y la Unión Soviética se disputaban la supremacía espacial en medio de la Guerra Fría, Mao Zedong se lamentó de que China ni siquiera era capaz de enviar una papa al espacio.

Quizás las palabras del “Gran Timonel” cambiaron la mentalidad del gigante asiático, convirtiéndolo en una nación con grandes aspiraciones espaciales, y ahora busca conquistar el lado oscuro de la luna en los próximos cinco años, una hazaña que ningún otro país ha logrado jamás.

“La misión será llevada a cabo por el Chang’e-4, una sonda de reemplazo para el Chang’e-3, y se espera que el lanzamiento ocurra antes del 2020”, dijo Zou Yongliao, un científico de la Academia de Ciencias de China, durante un foro espacial. “De ser exitoso, China sería el primer país en completar la tarea”.

Mientras países como Estados Unidos y Rusia han cortado los presupuestos en exploración espacial, el gobierno chino cada año está invirtiendo más en este sentido, y hoy el país asiático ocupa el octavo puesto en inversión espacial a nivel mundial.

“Están en una campaña lenta pero segura. Pienso que al final, al estilo de la tortuga y la liebre, van a ganar”, le dijo Miles O’brien, periodista especializado en ciencia, tecnología y temas aeroespaciales, a CNN para un reportaje titulado China: ¿la próxima superpotencia espacial?.

En tiempo record, el gigante asiático ha alcanzado muchos de los logros que los dos rivales de la Carrera Espacial obtuvieron entre 1955 y 1972. En 2003, Yang Liwei se convirtió en el primer “taikonauta” chino en visitar el espacio y, diez años más tarde, el alunizaje del módulo lunar Chang’e-3, a pesar de haber tenido inconvenientes, posicionó a China como el tercer país en conquistar la superficie lunar.

“China está utilizando la exploración y los viajes al espacio como una proyección de su orgullo nacional e identidad”, señaló Chris Impey, profesor distinguido y subdirector del Departamento de Astronomía de la Universidad de Arizona. “Dado su sentimiento nacionalista e inferioridad histórica en términos espaciales, China tiene planes ambiciosos y está en la búsqueda de sucesos icónicos y ‘primeras veces’”.

Wu Weiren, un ingeniero jefe del Programa de Exploración Lunar de China, anticipó los planes espaciales del país en una transmisión de CCTV, señalando que probablemente se escogería un sitio que representara un mayor reto para alunizar: “Nuestro próximo paso probablemente será que una nave espacial llegue al lado oscuro de la luna”, dijo.

Alunizar en la cara más desconocida de la luna podría ser una manifestación política significativa. Sin embargo, también sería una proeza con enormes beneficios científicos y avances en ingeniería. Según explicó Zou Yongliao, de la Academia de Ciencias de China, el Chang’e-4 estudiará las condiciones geológicas de la región oculta de la luna, lo que “eventualmente podría llevar a la instalación de un radiotelescopio, que ayudaría a ‘llenar un vacío’ con respecto al conocimiento humano sobre el universo”.

“Un radiotelescopio ubicado en el lado oscuro de la luna estaría protegido de las señales de radio provenientes de la Tierra y de los satélites cercanos a la Tierra”, dijo Michael Brown, un astrónomo observacional de la Universidad Monash de Australia. “Esto significa que dicho telescopio sería más sensible a las señales de radio astronómicas que un telescopio similar ubicado en la Tierra”.

A diferencia del lado visible desde la tierra, la cara oculta de la luna es un terreno accidentado con miles de cráteres y pocas planicies, también conocidas como mares. Científicos y astrónomos alrededor del mundo consideran que esta parte de la superficie lunar es una región excelente para el desempeño de labores astronómicas.

“Es un ambiente estable, silencioso, y completamente oscuro”, dijo Impey, quien también es el autor de Más allá: nuestro futuro en el espacio. “Y la tecnología robótica es tal que los telescopios podrían ser desplegados y operados de manera remota, sin la necesidad de presencia humana”.

Algunos expertos en seguridad han señalado que el ambicioso programa de exploración lunar chino, denominado Chang’e en honor a una diosa mitológica, podría significar que el país asiático tendrá el futuro dominio sobre el Helio-3, un combustible limpio que podría ofrecer una alternativa a la energía nuclear, y el agua de la luna. Sin embargo, las posibilidades de explotar dichos recursos son muy remotas.

“El Helio-3 es un recurso valioso y escaso en la Tierra pero, sin una base lunar y sin la infraestructura adecuada, los costos de extracción y envío a la Tierra son prohibitivos”, aseguró Impey. “China no podría cosechar Helio-3 sin una enorme inversión, y hay muchas otras maneras más baratas de dejar una huella el en espacio”.

Por otro lado, el agua, cuya existencia se ha comprobado cerca de los polos lunares, podría ser utilizada para abastecer misiones espaciales y, en un caso hipotético, para hidratar a los primeros colonizadores de la luna. “Sin embargo, por sí sola el agua no es una razón para viajar a la luna”, dijo el profesor de la Universidad de Arizona.

“Ninguna nación competitiva está preparada para explotar estos recursos, ni está en la posición de tener un control exclusivo sobre ellos”, dijo el profesor Brown. “Si China intenta controlar estos recursos, con seguridad provocará una respuesta política, que podría incluir programas espaciales más robustos de otras naciones. Pero por ahora esto es solo ciencia ficción”.

El secretismo chino y el hecho de que en 2007 el gobierno destruyó uno de sus satélites con un misil, generando una cantidad de escombros en la órbita terrestre, ha causado una paranoia justificable en cuanto a las verdaderas intenciones del gigante asiático en el espacio. Incluso, se ha discutido la posibilidad de que los chinos estén trabajando en un arma anti satélites, dirigida a bloquear las transmisiones espaciales de Estados Unidos.

“No hay signos reales de que ellos [los chinos] tengan armas en el espacio, y no es probable que las tengan sin ser detectados por la tecnología de vigilancia estadounidense”, concluyó Impey. “Sin embargo, la militarización del espacio todavía es un asunto preocupante, y el interés personal de los chinos podría mandarlos en esa dirección”.

[Crédito foto: Space]

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