Su crecimiento en 2015 será el más bajo desde 1990. China es el tercer inversionista de la región.Tras el frenesí de ruedas de prensa y sesiones transmitidas en directo con traducción simultánea, el mensaje que resonó de los discursos de la reunión anual política más importante de China es que el año de la Cabra comenzó con un enfriamiento de la economía. Para América Latina, que cada vez depende más de China, esto puede ser el anuncio de una temporada difícil. El crecimiento chino durante el 2015 estará alrededor del 7 por ciento. Se trata de la cifra más baja desde 1990 (cuando fue de 3,9). Más que alarmado, el gobierno de China ha acuñado el término “la nueva normalidad”, para referirse a un crecimiento que no considera que volverá a ver sus cifras de gloria en el mediano plazo.
Todos estuvieron advertidos del bajón desde el 2012, cuando el producto interno bruto chino se redujo en casi dos puntos porcentuales, lejos de las cifras de dos dígitos que habían caracterizado a su espectacular crecimiento. “Es como la altura de una persona. Es algo que no puede crecer para siempre”, dijo esta semana Jack Ma, fundador del gigante del e-commerce Alibaba, según la agencia oficial Xinhua.
El freno del crecimiento chino ha motivado un giro a su modelo económico, para fortalecer el consumo doméstico. En América Latina muchos empiezan a preguntarse sobre las consecuencias de esta noticia para sus propias economías, que no pasan por su mejor momento. La Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal) prevé para la región un crecimiento inferior al 2,2 por ciento, con respecto al 1,1 por ciento del año pasado.
China es el segundo socio comercial y el tercer inversionista de la región. El intercambio comercial con América Latina es hoy más alto que con África, y casi todo ese capital está dirigido a la extracción de recursos naturales.
Estos vínculos se hicieron mucho más evidentes luego de la gira del presidente Xi Jinping por Brasil, Argentina, Venezuela y Cuba en julio del año pasado. A esto le siguió una intensa agenda multilateral con el desfile de jefes de Estado latinoamericanos en Pekín para el foro de la Celac que se celebró a principios de enero y, un mes después, la visita de la mandataria argentina Cristina Fernández volvió a poner a América Latina en las portadas de la prensa china.
El problema para la región resulta ser que las materias primas de las que tanto depende, como cobre y hierro, tienen precios altamente volátiles, y están atados a una demanda china que cae debido a la sobreproducción en industrias como el acero, y por la sobreoferta en el mercado inmobiliario. A eso se le suma que la desaceleración económica en China ha disminuido su demanda de petróleo.
Margaret Myers, directora del programa China y América Latina, del centro de investigación Diálogo Interamericano, de Washington, dijo que la caída de la demanda china por estos productos genera un impacto sobre las economías de la región: “En especial, en Chile, Perú y Brasil, los cuales deberían estar atentos a qué tanto un lento crecimiento chino afectará los niveles de inversión doméstica”.
Pero Wang Yongzhong, investigador de Inversión Internacional de la Academia China de Ciencias Sociales, dijo que era prematuro encender alarmas, a pesar de que estima que la inversión extranjera directa y los préstamos serán más moderados este año. “Creo que a largo plazo el crédito chino a América Latina va a aumentar”, dijo.
“El 7 por ciento de crecimiento no es muy importante. Lo que importa es la calidad del desarrollo, no la velocidad –agrega–. La calidad del medioambiente en China ha empeorado en los últimos 40 años debido a las metas económicas tan altas. El país ha pagado un precio muy alto y la tasa de crecimiento debería reducirse”.
Para Wang resultan más inquietantes los riesgos políticos que corre China al invertir en una región como América Latina, que ha demostrado ser vulnerable. Los chinos no olvidan (y muchos no perdonan) que México cancelara la adjudicación a la China Railway Construction Company de un contrato para la construcción de un tren de alta velocidad. También temen la coyuntura de la deuda de Argentina y su inflación de entre 20 y 35 por ciento, la inestabilidad económica y política de Venezuela, y los escándalos de corrupción en Brasil.
Las reuniones de la cúpula legislativa china, entre tanto, terminaron el viernes pasado de la misma forma como siempre lo hacen, con un ritual minuciosamente orquestado y un solo mensaje: estabilidad sin importar el tamaño de la tormenta.
Crédito foto [scmp.com]
Árticulo producido para El Tiempo, Colombia.
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