“El hombre sufre tan terriblemente en el mundo que se ha visto obligado a inventar la risa”, dijo una vez el filósofo Friedrich Nietzsche. La risa no es sinónimo de banalidad; por el contrario, la ironía nos permite enfrentarnos a situaciones que quizás no soportaríamos si las analizásemos con extrema sensatez. Efectivamente, reímos para no llorar.
Así, el artista chino Yue Minjun (Heilongjiang, 1962) pretende evocar una profunda reflexión sobre los problemas de la humanidad mediante satíricas carcajadas que han alcanzado una función equiparable a la del ‘meme’ (la idea que “salta” de un cerebro a otro). Las risas de sus obras han desatado una pandemia de imágenes en Internet, como lo lograron también las fotografías en serie de Andy Warhol y las reproducciones alteradas del David de Miguel Ángel.
Tanta popularidad ha hecho de Minjun el artista chino contemporáneo más cotizado mundialmente en tan solo unos años. Para el crítico Li Xianting, “los trabajos de Minjun encuentran un balance entre la ansiedad del “Zeitgeist” [espíritu de la época] contemporáneo y la ecuanimidad ética oriental”.
¿Cómo lo consigue? Pues riéndose de todo. Minjun se ríe de todo en tiempo y espacio: del lujo del Vaticano, de la cacería de terroristas, de la ambigüedad de los sexos, de las condiciones del proletariado y de la masacre de Quíos (perpetrada por los otomanos contra la población griega de la isla de Quíos en 1822).
Untitled sky (1994)
Su obra
En su trabajo, el artista chino reproduce eventos del pasado (que ya otros pintores del talante de Francisco de Goya o Diego Velázquez se dedicaron a inmortalizar); pero reinterpretándolos desde la contemporaneidad.
A estas obras consagradas, Minjun añade su particuliar risotada (él mismo fotografiado) como un personaje “cínico” que se mofa de las circunstancias. Tal parece que este personaje burlesco dijera con su rostro aquella frase de Jorge Santayana: "Quien olvida su historia está condenado a repetirla”.
Las tragedias de la humanidad, vuelven con el pincel de Minjun para recordar que aún cargamos los mismos lastres: nos encontraremos los mismos escollos que creemos superados. No por coincidencia, su obra más conocida es “Execution” (óleo, 1995). En ella, Minjun aborda el delicado tema de la represión contra los manifestantes de la plaza de Tiananmen en 1989. Se la compara con “El tres de mayo de 1808 en Madrid”, de Francisco de Goya, y con “Masacre en Corea”,de Pablo Picasso.
No obstante, deben mencionarse tres elementos diferenciadores. En "El tres de mayo …", los personajes están en ropa interior, sus brazos no ofrecen resistencia y, claro está, ríen abiertamente antes de la ejecución. “Son libres, no temen a la muerte”, comenta el autor.
Execution
Debido a su delicado contenido, “Execution” fue vendida a un inversionista por cinco mil dólares con la condición de no mostrarla al público. Años más tarde, en una subasta de Sotheby’s, en Londres, fue comprada en 5,9 millones de dólares. Es la obra vendida más cara de un autor chino contemporáneo.
En “Masacre de Quíos” (obra homónima de una de Eugène Delacroix), Minjun utiliza de nuevo la “apropiación” para incorporar su estilo. Su versión de la matanza que sufrieron los griegos superó, en Hong Kong, los cuatro millones de dólares.
Otra pieza controversial es “Papa” (1997), alternativa al “Retrato de Inocencio X”, de Diego Velázquez. En ambos trabajos, los elementos coinciden en orientación (el asiento papal, por ejemplo), pero las diferencias yacen en el clima sicológico del pontífice: Frente a la calma y la astucia del “Inocencio X” de Velázquez, el “Papa” de Yue Minjun ríe desaforadamente y viste ropa interior…
En una época turbulenta, en la que una ridiculización de una figura religiosa puede despertar homicidios y quemas de embajadas, Yue Minjun niega que su trabajo hable de política o religión: “Pinto el gran escenario del mundo, el conflicto humano del que a veces vale la pena reírse”. Aunque su arte es novedoso en sí mismo, éste se desarrolla en un movimiento denominado ‘realismo cínico’, que es famoso por valerse de la ironía y el “cinismo” para afrontar una realidad adversa.
Papa
Realismo cínico
El término fue acuñado en 1992 por el crítico Li Xianting en un artículo en el diario hongkonés Twenty-first. Li notó que varios artistas compartían la idea de un “desbordamiento emocional” que abarca el “cinismo, la rabia, la indiferencia o el humor”.
Según Li, el “realismo cínico” emerge en el decenio de 1980, luego de la apertura de China bajo el mando de Deng Xiaoping. Aquella tendencia estética sería efecto del desencanto de las utopías políticas y artísticas.
Entre sus exponentes destaca el propio Minjun, junto con Fang Lijun, Guo Wei, Liu Xiaodong, Song Yongshong y Zhang Xiaogang.
Técnicamente, el movimiento se imbuye del “realismo socialista”, característico de la antigua Unión Soviética, que inspiró profundamente el arte chino gracias a los intercambios estudiantiles habidos entre Pekín y Moscú.
Lunch on the greens
Los rasgos formales denotan una suerte de realismo, respetando (aunque no en todos los casos) elementos de proporción y negándose a concertar con las tendencias abstractas que florecieron durante el siglo XX.
Según Yue, el realismo socialista tenía un propósito político; por ello, “erróneamente, se ha tratado de ‘leer’ todo el trabajo de los pintores realistas chinos contemporáneos en un contexto oficial”.
Por otro lado, el mismo Yue ha negado reiteradamente que exista “cinismo” en su trabajo. “Lo que trato de hacer es construir sentido al mundo. No hay nada cínico ni absurdo en lo que hago. Pueden pensar que mis personajes son felices, pero hay algo detrás de ellos”, afirma el pintor.
La recepción del “realismo cínico” ha sido extraordinaria, y algunos cuadros se cotizan en más de un millón de dólares. “Series 2” (1992), de Fang Lijun (Hebei, 1963) casi alcanzó 2 millones de dólares; “Bloodline: Big Family, n.° 1” (1995), de Zhang Xiaogang (Yunnan, 1958), se vendió en 3,5 millones de dólares, y “Execution” (1995), de Yue Minjun, logró un precio de 5,9 millones de dólares. Para Yue Minjun, maestro de la ironía, es un sarcasmo que de tal cantidad no haya percibido más que unos cinco mil dólares.
[Foto: Chang W. Lee /The New York Times]
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