Los tulou, esos edificios-fortalezas redondos y cuadrados donde viven clanes enteros de Hakkas en las provincias de Fujian y Guangdong, son verdaderamente una de las mayores maravillas arquitectónicas de China. Mitad vivienda multifamiliar y vecindario, mitad barrio y clan, son espacios donde prima la vida comunitaria sobre la individual. Así que cuando la firma de arquitectos Urbanus recibió el encargo de diseñar un edificio de vivienda popular en la localidad de Nanhai, cerca de Guangzhou, decidió presentar una versión renovada y moderno de los cálidos tulou.
El tulou, más que un edificio, es una institución. Su estructura básica, que recuerda una plaza de toros, gira en torno a un patio central que hace las veces de espacio comunal y de interacción social. En el primer piso, en torno al patio, se encuentran las cocinas de todas las familias que viven en el tulou. En un segundo piso, los graneros y depósitos de cada familia, ubicado justamente encima de su cocina. Y en un tercer piso -cuarto y hasta quinto en muchos- las habitaciones. El resultado es una comunidad de lazos estrechos, que vive en un espacio democráticamente dividido y en donde prima la noción de lo compartido.
Eso es justamente lo que Urbanus quería recrear en pleno siglo XXI. En momentos en que China rápidamente se desarrolla y en que sus ciudades crecen a un ritmo vertiginoso, el equipo liderado por los arquitectos chinos Xiaodu Liu y Yan Meng quería traer a los complejos de vivienda social esa noción de comunidad y de vecindario. Así nació el proyecto Tulou Collective Housing.
Acentuando la vida social por encima de la individual, crearon un espacio que físicamente toma forma de los tulou fujianeses. Sin intentar replicar la distribución física del espacio, diseñaron apartamentos pequeños que maximizan el espacio gracias a la lógica de sus formas y a la abundancia de luz que entra por los amplios ventanales exteriores y los balcones interiores, que evocan las balaustradas de los originales. La fachada, recubierta por una pantalla de acero y madera, filtra la luz y termina de darle el look artesanal de los edificios Hakka de barro.
[Fotos de Iwan Baan]
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