[Chineando] con la “No destrucción, No construcción” de Cai Guo-qiang

In by Andrea Pira

Cuando Cai Guo-qiang ganó el León de Oro en la Bienal de Viena en 1999 se convirtió en el primer artista chino en recibir este premio. Desde entonces, Cai llamó la atención mundial y su agenda pasó a ser una apretada y llena de exhibiciones y eventos. Cai llevó su magia a Hangzhou, la ciudad “más suntuosa y elegante del mundo”, según el explorador Marco Polo, al Museo de arte de Zhejiang y recreó con su arte explosivo el emblemático Lago del oeste.  

Su exhibición no sería solamente en un salón dentro del Museo sino que sería en uno de los lugares más emblemáticos de Hangzhou: el Lago del oeste. Sobre un tablón de madera, en medio del lago, pusieron una tela de seda de 2.000 metros cuadrados para luego transformarla en arte. Cai, sería el primero en usar el lago como centro de exhibición y de creación artística. Y su escenario fue uno de 360 grados.

Encuentro con las raíces

En 1984, empezó a utilizar una antigua invención china: la pólvora. Primero lo hizo lanzando fuegos artificiales en el lienzo. Luego, para tener más control, desarrolló un método de petardos que consistía en rociar primero la pólvora en el lienzo para después encenderla. Más adelante, cambió el papel que representaba el espíritu de China. Insertó la seda en su proceso creativo.


360 grados Lago del Oeste Hangzhou

El artista tradicional chino pinta con tinta china y papel de arroz. Cai, se salió de ese camino y decidió jugar con el cielo y con la pólvora. Para él, la explosión es una forma de pintar, de dar estructura, composición, claridad, ritmo y espíritu en una forma bidimensional.

Cai Guoqiang nació en Quanzhou, al sur de China que hoy en día todavía mantiene su apariencia rural. Su talento artístico viene de su madre y de su abuela, que lo criaron en un mundo de taoísmo y de supersticiones. Su padre fue su ventana hacia los libros clásicos y occidentales.

Tras su licenciatura en Escenografía en el Instituto de teatro de Shanghai, Cai se fue a Japón y allí lanzó su carrera artística. En 2008 fue el Director de efectos visuales para la inauguración y la clausura en los Juegos Olímpicos de Beijing y luego en 2009, presentó la exhibición “Quiero crecer” en el Guggenheim de Bilbao. En 2011, tuvo su primera exhibición monográfica “Sarrab” (migración en árabe) en el Museo de arte moderno Mathaf en Qatar.

En el Lago del oeste

La tela ya estaba extendida. Primero cortó una gran mecha en fragmentos que extendió a lo largo de la seda. Luego, colocó una serie de plantillas, de diferentes formas y figuras en todo su “lienzo” para luego rociar la seda con la pólvora. Sus asistentes levantaron esas plantillas, revelando diferentes figuras blancas entre todo el polvo. Cai frotó la pólvora en esos espacios, recubriéndolos sutilmente de color y polvo. Luego, pusieron nueva plantillas y repitieron una vez más el proceso, asegurando las plantillas con piedras y ladrillos para que no volaran con la explosión.


Cai Guo preparando su obra en el Lago Oeste  

Cuando todo estuvo listo, Cai encendió la mecha con un incienso y todo estalló. Fue un instante de suspensión, casi como un momento de blancura y de silencio. Se creó, en unos pocos segundos, una conexión con el cosmos, con la naturaleza, con la sociedad y con la gloria. Incluso, se llegó una sensación de heroísmo.  

Como un hechizo, la explosión dejó una pintura figurativa. Cuando Cai enciende las mechas, libera la energía reprimida. La chispa y la llama corren por el papel, quemando el lienzo y algunas veces dejando huecos antes de que el fuego sea apagado. 

Cai se complace en decir que su trabajo tiene raíz en su propia cultura pero alterado de manera contemporánea. En la búsqueda de un idioma visual que vaya más allá de la frontera de naciones, se encontró con la pólvora. Y la pólvora lo que le da es una sensación de demoler y de revivir.


Exhibición museo MOCA Los Angeles

“Si yo quiero representar un árbol, puedo pintarlo simplemente. Pero quiero encontrar una dirección de poder y la fuente de energía que se mueve por el árbol”, dijo.

En el Lago del oeste, él buscó darle al lago una sensación de esbeltez y agilidad, que quedara flotando en el aire. Como un refrán que elogia al lago diciendo: en el cielo existe un paraíso mientras en la tierra existe el Lago del oeste. El usó el contraste de la explosión poderosa para mostrar un paisaje pacífico.

A él le gusta ver y mostrar el lado oscuro. Esta vez, mientras veía el artilugio pirotécnico, no prestó atención a los colores que salieron sino a lo que quedó después de la explosión: el humo, la ceniza, los escombros. Como si se conectara con el destino de la humanidad y con la sensación de la causa y el efecto.

Cai lleva muchos años viviendo en Nueva York. Y aunque puede vivir como una persona común y corriente en esa megalópolis, todavía necesita un traductor para transmitir sus ideas. Para Cai, el lenguaje es insuficiente en la comunicación. La vida depende del arte, pues es más real y más fiable.

La tela final puede verse en el Museo del Arte de Zhejiang, que representa un escenario de 360 grados del Lago del oeste.

Hora: 9:00am-5:00pm (cerrado los lunes)

Dirección: NO.138 Nanshan Road, Hangzhou Número del teléfono: +86 (0)571-8707 8700

Página web: http://www.zjam.org.cn/cgq/

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Cai Guo en el lago de Hangzhou

Cai Guo. Mystery circle for MOCA

Cai Guo. Gunpowder paintings

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[Fotos de Cultural-China, FirstPost, artnowsf, abcnews]