Cuatro chinos aparecen en la última lista de 100 “pensadores globales” que compila anualmente la revista estadounidense Foreign Policy y que este año otorga especial protagonismo a la Primavera Árabe. El controvertido artista Ai Weiwei, el director del Banco Central chino y dos académicos que han liderado el debate sobre la necesidad de reformas en el país asiático figuran entre las personas que mayor influencia han tenido, según la revista, en el debate y la opinión pública en el mundo durante el año.
El reconocido artista Ai Weiwei fue escogido por su rol como activista social tras un 2011 bastante movido. Primero estuvo detenido durante casi tres meses y luego fue condenado a pagar una multa de 15 millones de yuanes (unos 2,4 millones de dólares) por presunta evasión fiscal, recurriendo –con su particular sentido del humor- a las redes sociales en busca de apoyo para pagarla y de esta manera llamar la atención sobre el hecho.
Fue un año artísticamente poco productivo para el hijo de un poeta purgado por la Revolución Cultural, aunque comenzó con sus pipas de girasol expuestas todavía en la sala de turbinas de la Galería Tate de Londres. Para la revista, el arresto y la presión ejercida sobre Ai son una muestra de la silenciosa pero firme ola de arrestos de activistas de derechos humanos, abogados e intelectuales por parte de Beijing este año.
A finales de un año en el que la crisis financiera se convirtió una vez más en protagonista, los directores de los principales bancos centrales globales han debido asumir un liderazgo aún más visible. Zhou Xiaochuan, el director del Banco Central chino, y sus homólogos de Estados Unidos (Ben Bernanke) y la Unión Europea (Jean-Claude Trichet) fueron escogidos por sus esfuerzos para evitar las guerras de divisas y los arrebatos de proteccionismo, y en vez estabilizar sus economías y conducirla por la senda del crecimiento. El Banco chino ha dejado revaluar levemente el yuan, en un esfuerzo por incrementar el consumo interno y disminuir la dependencia del país de sus exportaciones.
Finalmente, fueron seleccionados un funcionario público y un académico que han liderado, desde diferentes ángulos, el debate sobre la necesidad de reformas en China. He Weifang, un reconocido profesor de derecho de la Universidad de Beijing que estuvo detenido en Xinjiang tras haber firmado la Carta 08, ha sido una de las voces más críticas de los abusos en el sistema legal chino y de las más firmes en llamar la atención sobre la imperativa necesidad de reformas.
Por su parte, Yu Keping -un funcionario público, miembro del Partido Comunista y director del Centro Chino de Política y Economía Comparada- se ha convertido en una de las raras voces en pedir desde el interior del sistema una reforma -paulatina y controlada- del mismo. En su ensayo “La democracia es algo bueno”, que se encuentra en todas las librerías estatales, Yu esboza la necesidad de una transición progresiva hacia una democracia con características chinas. “No hay aún un mecanismo efectivo de equilibrio de poderes y los canales de participación ciudadana deben ser ampliados”, escribió en una columna de opinión en el diario China Daily en junio.
Este año la lista de Foreign Policy otorga especial protagonismo a la Primavera Árabe, seleccionando a doce intelectuales del mundo árabe en el primer lugar, incluyendo al egipcio Mohamed El Baradei y a la yemení Tawakkol Karman, la última Premio Nobel de Paz. Además de muchos de los habituales escogidos -Bill y Melinda Gates, Bill y Hilary Clinton, Aung Sang Suu Kyi- figuran nombres como los de Stéphane Hessel (que inspiró muchas de las protestas mundiales con su panfleto “Indígnense”), Anna Hazare (el activista que paralizó a India con sus huelgas de hambre contra la corrupción) y Ethan Zuckerman (el creador de Global Voices, la plataforma de blogs que estuvo en el centro de las manifestaciones populares en todo el mundo).
En la lista aparecen solamente cuatro latinoamericanos: la presidenta brasilera Dilma Rousseff, la bloguera cubana Yoani Sánchez, el periodista venezolano Teodoro Petkoff y el fiscal jefe de la Corte Penal Internacional, el argentino Luis Moreno Ocampo.
[Foto cortesía del Museo de Gröningen]