Las malas traducciones que suelen ser objeto de burla es, para algunos, un arte que debería preservarse. Aunque el Chinglish en letreros públicos comenzó a desaparecer luego de los Juegos Olímpicos del 2008, expertos creen que el menosprecio por estas ‘deformaciones’ del idioma reflejan una ‘modernidad fallida’ y el dominio del inglés como un idioma global.
En mandarín, la palabra ‘Chinglish’ se traduce literalmente como ‘inglés de estilo chino’ (zhongshi yingyu, 中式英语). Por general, se presenta cuando las estructuras gramaticales del chino se aplican al inglés o se hace una traducción literal de los caracteres. Los errores de sintaxis y frases sin sentido suelen ser objeto de burla entre los extranjeros que visitan China.
Uno de los ejemplos más famosos en la década pasada fueron los letreros de “fuck goods” (en lugar de "dry goods", productos secos) en algunos supermercados chinos. Según lo escribe en su blog el lingüista Victor Mair, de la Universidad de Pensilvania, el error se debe a que el caracter de ‘seco’ (gan, 干) tiene muchos otros significados, entre los que se encuentra el verbo ‘to do’ (hacer). Como en inglés ‘do’ también se usa como jerga para hablar de sexo, es posible que, a través de un mal sistema digital de traducción, la palabra ‘seco’ se haya transformado en algo completamente diferente.
Académicos creen que el origen de esta ‘versión’ del inglés tiene que ver con un software muy popular llamado Jinshan Ciba, que se cree es responsable de otras malas traducciones de connotación sexual como “fried enema” (enema frito), en lugar de “fried sausage” (salchicha frita).
Otro ejemplo más sencillo de lo confusas que son las traducciones literales de los caracteres chinos está “fire chicken” (pollo de fuego): huo ji (火鸡), dos palabras que, cuando están juntas, significan ‘pavo’.
El blog de turismo China-Mike publicó cuatro teorías de porqué el Chinglish ha ‘florecido’ tanto: quienes sí hablan inglés con fluidez están en realidad realizando otro tipo de trabajos mayor calificados; hay muchos traductores ‘piratas’ que dicen ser traductores oficiales; la preferencia por pagar lo menor posible ha llevado a que muchos negocios contraten a los ‘traductores’ más baratos y de menor; y la mayoría de los jefes nunca corrige la mala traducción porque ellos tampoco hablan inglés.
“Para muchos negocios, los extranjeros son solo una pequeña fracción de su clientela. En lugar de eso, el inglés (cualquier inglés) es usado para lo podrían llamarse decorativos, para darle un aire ‘cool’ internacional”, publicó el portal.
Intentos por erradicarlo
En Shanghái, la Comisión para el Manejo del Lenguaje ha tratado de eliminar el Chinglish de los letreros y menús en los restaurantes. Desde hace más de una década, según The New York Times, el organismo (de cerca de 600 personas) ha arreglado y reescrito miles de rótulos públicos para tener la ciudad presentable durante Expo Shanghái 2010 .
“El propósito de la señalización es que sea útil, no entretenida”, le dijo al diario estadounidense Zhao Huimin, director de la Oficina de Asuntos Internacionales de la capital china.
La iniciativa comenzó tras los Juegos Olímpicos del 2008, cuando Beijing hizo un esfuerzo por cambiar cerca de 400 mil señales públicas y unos 1.300 menús. Durante esa campaña también desapareció el ‘Racist Park’ (Parque Racista) de la capital china, que ahora lleva una traducción más correcta: Parque de las Minorías Étnicas.
Para los chinos que han aprendido inglés con fluidez, el Chinglish es también causa de vergüenza y símbolo de la rápida (y en ocasiones no planificada) globalización en China. El Chinglish nace, en parte, debido a la necesidad del país de comunicar mensajes básicos y satisfacer las necesidades del creciente flujo de población extranjera y turistas internacionales.
Las campañas anti-Chinglish han tenido versiones más participativas como en Shenzhen (provincia de Guangdong), donde el gobierno local invitó en el 2013 a todos los ciudadanos a que compartieran fotografías de avisos públicos mal traducidos en redes sociales para que una comisión las evaluara. Quienes participaran podían recibir pequeños premios como libros o entrenamiento, según lo informó en ese momento el diario oficial chino Global Times.
Quienes quieren salvarlo de la extinción
En su página web, el alemán y candidato a PhD Oliver Lutz Radtcke asegura que quiere “mostrar la belleza del Chinglish, los maravillosos resultados de un diccionario de inglés encontrándose con la gramática china”. Para Radtcke, el Chinglish es un fenómeno que merece ser preservado porque es una ventana a la forma como los chinos hacen uso del lenguaje. “Esto es sobre una pasión, no una burla”, escribe en su blog, el cual invita a los lectores a enviar imágenes de sus encuentros con este particular uso del idioma.
“¿Qué importan (las traducciones graciosas)?” – opina la estudiante Helen Liu, quien vive en Beijing y habla inglés fluido- “podríamos crear una sub-cultural del inglés, sería genial”.
En diálogo con The New York Times, el traductor Jeffrey Yao destacó en el 2010 los visos ‘poéticos’ del Chinglish. Mientras que los letreros en los parques en Occidente le piden a los usuarios “no pisar el césped” (Keep off the grass), las versiones chinas tienden a resaltar las características “antropomórficas” de la naturaleza. Algunos ejemplo son: “The little grass is sleeping. Please don´t disturb” (El césped pequeño está durmiendo. Por favor no molestar) o “Don’t hurt me. I am afraid of pain” (No me lastimes. Le tengo miedo al dolor), explicó Yao. El problema es cuando la interpretación es tan laxa que el mensaje es completamente inteligible.
Hoy la actualización de los programas de traducción y el control de las autoridades ha reducido la cantidad de ‘chinglishismos’ que se encuentran en las calles del país. Sin embargo, su influencia es tal que ya ha permeado la forma de hablar. Ya es común entre los jóvenes el saludo con amigos chinos de “Long time no see” (Hace tiempo no ver), para bromear sobre la traducción literal del saludo en mandarín “hǎojiǔ bùjiàn!” (好久不见).
Con el Spanglish hemos visto la popularización de un fenómeno similar con expresiones como “te llamo para atrás” (call you back).
Cuando se mira la otra cara de la moneda, a los angloparlantes no les va mejor cuando intentan traducir su idioma al mandarín. Por ejemplo, los aficionados chinos del baloncesto se han burlando del tatuaje que el jugador Shawn Marion (Cleveland Cavaliers) tiene en su pierna derecha:魔鸟樟 (mo niao zhang), una frase que no tiene sentido en mandarín. Según The New York Times, debería decir ‘The Matrix’ (el apodo del deportista), pero su traducción literal lee “demon bird moth balls” (pájaro demoniaco naftalina) y otros lo han traducido como “magic bird camphor” (ave mágica alcanfor).
“El Chinglish es tanto un intento de reforzar la dominación de Occidente en la esfera lingüística y de la ambivalencia china sobre las inequidades que se perciben en la modernización actual”, escribe Eric Steven Henry, del departamento de Sociología y Antropología de la Universidad de Carleton en un artículo publicado en el 2010.
Henry realizó una investigación de un año sobre el tema y concluyó que es problema con el Chinglish es que representa una especie de “modernidad fallida” y separa a quienes están “autorizados para hablar” (que tienen títulos universitarios, viajes al exterior, amigos extranjeros) de los que tienen baja calidad’ y están “inhabilitados para participar en el ‘despertar’ de la China moderna”.
En un foro realizado este año por el diario China Daily sobre el Chinglish, el usuario español ‘Girdyerloins’ comentó: “Es posible que se convierta en un lenguaje en sí mismo, en uno más de los cientos de dialectos que existen en China. Negar el dinamismo del lenguaje es quedarse atrás”.
Los dejamos con más ejemplos:
[Crédito fotos: Sasha / Daily Mail / Nike Talk / Sarah Sanderson / Katrin Winter / The World of Chinese / China Hush / Dfic.cn]
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