Los chicos le miran las largas piernas mientras canta Que será, será. Además, hoy se puso medias rojas. Cada día tiene su color, hoy, viernes, es rojo. Desde hace seis años toca en el metro, calcula entonces que se ha cambiado de medias unas 9.999 veces, contando los domingos y días feriados, que es cuando la gente da más. Ha cantado en los metros de Berlín, París, Londres, Buenos Aires y ahora lo hace en Beijing. Llegó desde Lima con la idea de hacer un Máster en artes plásticas (que acaba de terminar), esperando una beca que finalmente no llegó.
Esta peruana de 25 años canta en el metro de Beijing casi todos los días y dice sorprenderse con la buena energía que los pasajeros la escuchan y aplauden.
En la puerta de entrada de su departamento hay un cartel que dice: “Por el precio que tiene, este lugar me conviene”, que es parte de una de las letras que canta en el metro de Beijing.
Usted ha tocado en bares y hasta en el prestigioso festival de Cosquín, en Argentina ¿Cuál es la diferencia entre tocar en el metro y tocar en “la superficie”?
Tocar en el metro es como tocar debajo del agua. Cuando miraba el concierto que dio el músico panameño Elodio Melodio sumergido en el mediterráneo, yo pensaba que es lo que hago todos los días. La gente es diferente en el metro, está como dormida. Más de una vez me he encontrado con gente en la calle que me dice “a ti te he visto en el metro”, como si me hubieran visto en sueños, es muy raro. A veces me siento como un fantasma.
¿Y cuál es la diferencia de tocar en el metro de Berlín, o en el de Londres y hacerlo en Beijing ?
Es una diferencia muy grande. Soy la única occidental que canta en el metro de Beijing, la gente me mira raro. Sé que está prohibido, pero extrañamente no he tenido problemas con los inspectores en Beijing, cosa que sí me ha pasado en Europa. Me siento muy bien recibida en Beijing, a la gente le gustan las canciones latinoamericanas.
¿Cómo fue la primera vez que tocó en un vagón de metro?
Yo acababa de llegar de Perú a Londres. Lo único que sabía hacer era tocar la guitarra. No conocía a nadie en la ciudad. Un poco el cliché del extranjero que llega a Europa y está perdido. Había traído mi guitarra y a los tres días de dar vueltas sin saber qué hacer, sin pensarlo demasiado, la saqué y empecé a tocar canciones de Chavuca Granda en versión un poco pop. Ese día fue especial. Toqué todo el día, desde las nueve de la mañana hasta las once de la noche. Sin parar siquiera para almorzar.
¿Ya había tocado en la calle en Perú?
Si, tocaba en un lugar que se llamaba El pozo, en Lima. Es un hueco que hay en una plaza, los músicos se meten ahí a tocar y la gente les tira monedas. Hay historias que cuentan que muchos músicos se han perdido en ese pozo. Es la mitología popular. Es extraño, porque ahora tocando en el metro, siento que las historias populares recaen sobre mí también. Soy un personaje de la ciudad, como un cartel o un mendigo.
¿Si tuviera que asociar una canción con el metro de Beijing, ¿cuál sería?
Sin ninguna duda con Le Poinçonneur des Lilas. Amo esa canción. La traduje al español pero es imposible hacer entrar esa versión en la melodía. Esa canción habla de alguien que quiere otra vida, con más dinero y más éxito, como muchos de los que viajan en el metro.
¿Cómo elige el repertorio?
Tengo tres o cuatro canciones que toco siempre, porque la gente las reconoce, Bésame Mucho, Contigo aprendí, canciones así. Las otras las elijo según mi estado de ánimo. Casi siempre estoy triste, así que elijo canciones lentas, pero la gente da menos con esas canciones. También toco las mías para ver cómo funcionan con el público.
Algunos pueden pensar que tocar en el metro es poco artístico, repetitivo.
Cualquier cosa puede ser poco artística o repetitiva si no se tiene el deseo necesario para que sea de otra manera. Yo he intentado divertirme siempre, cuando sentía que las cosas se estaban repitiendo, hacia algo “raro” como disfrazarme o cantar en jerigonza.
¿De qué se disfrazaba?
De muchas cosas, de bombero, de cowboy, una vez me disfracé de otro músico de metro que tocaba siempre en la línea 1, para que la gente pensara que era él. Quería crear una sensación fantástica en los pasajeros, pero creo que no se dieron cuenta. Una vez pensé que podría llamar más la atención si tocaba disfrazada de algo particular y me disfracé de pollo. De pollo de supermercado. Primero me disfracé de pollo, luego me envolví en nylon y me pegué una gran etiqueta con el precio: seis euros. Y así salí a tocar canciones de Chavela Vargas, Chavuca y Joaquín Sabina. Bueno, ese día un tipo me siguió de vagón en vagón, me iba dejando monedas de un euro. Finalmente le pedí que no me diera más pero me siguió hasta mi casa. Tuve que llamar a la policía. Cuando llegaron el tipo ya no estaba.
También toca canciones en chino, ¿Cómo las ha escogido ?
Me interesa mucho la música tradicional china, que toco como si fuera pop. Tengo amigos músicos chinos y son ellos quien me aconsejan. También me interesan grupos nuevos chinos como 3G, Little Wang o Marxistas. La música china se encuentra en un gran momento de innovación en el underground, todo eso se verá en algunos años.
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