Brasil festeja dos siglos de convivencia con los chinos

In by Simone

El 11 de diciembre de 1812, arribó a Río de Janeiro el navío Vulcano procedente de Macao. En él, venían 300 inmigrantes chinos que se dedicarían a plantar té verde en Brasil. Desde esa fecha, los chinos han inmigrado constantemente, alcanzando un punto máximo en la primera mitad del siglo XX cuando cerca de 200 mil chinos se asentaron en el país. El 80% de ellos escogió Sao Paulo.

Los chinos participaron activamente en la construcción de carreteras, puentes, ferrocarriles y, más tarde; también en el comercio. Según algunos brasileños, la característica del chino es su compromiso irrefragable con el trabajo.

“Si hay alguien trabajador es el chino, los chinos trabajan día y noche, parecen no descansar. Los brasileños admiramos mucho su capacidad de trabajo”, comentó José Ferlini do Santos residente de Sao Paulo.

Brasil es el país de América que, junto con Estados Unidos y Canadá, ha recibido el mayor número de inmigrantes en la historia. Según el Instituto brasileño de Geografía y censo, durante el período 1821-1932, Brasil recibió 4.431.000 inmigrantes europeos, principalmente alemanes, españoles y portugueses que huían de la Gran Guerra y luego de la Gran Depresión. En esa época ingresaron casi un millón de asiáticos, principalmente de Japón, pero también de China, Siria y Turquía.

“En Brasil no podemos llamar ‘gringo’ a nadie, porque todos somos gringos”, bromeó Ferlini. Asimismo añadió con respecto a la inmigración asiática: “En muchos países se confunde a los japoneses con los chinos, pero en Brasil sucede el fenómeno contrario: hay tantos japoneses que a veces llamamos japoneses a los chinos”.

La inmigración japonesa en Brasil comenzó a inicios del siglo XX como un acuerdo entre los gobiernos japonés y el brasileño, debido a que Japón vivía una sobrepoblación y Brasil necesitaba mano de obra para los trabajos cafetaleros.

La población japonesa de Brasil está estimada en 1,5 millones y constituye la mayor población nipona fuera de Japón.

Por su parte, se calcula que hay 151,649 de Sino-brasileiros o Chinês-brasileiros y hoy en día son un parte activa de la población, no sólo por su participación en la sociedad, sino por el dinamismo que las relaciones bilaterales ha tomado en los últimos años. Los inmigrantes chinos pasaron de ser un grupo rechazada en el siglo XIX, cuando les fue impedido su ingreso para darle preferencia a los inmigrantes italianos, a formar una de las comunidades chinas más importantes de Suramérica.

Futuro promisorio

Esta semana se celebró en Brasilia los 200 años de la primera llegada de chinos, en una sesión solemne en el Congreso de Brasil.

La ceremonia fue dirigida por el presidente del Senado José Sarney y destacó la presencia del embajador chino en Brasilia, Li Jinzhang, y de miembros del cuerpo diplomático de ambos países. Precisamente, durante el mandato de Sarney como presidente de Brasil durante 1985 y 1990, se fortalecieron las relaciones con el gigante asiático en prósperas reuniones con el entonces líder chino Deng Xiaoping.

El embajador chino en Brasil recordó que fue en uno de esos encuentros en Beijing, hace poco más de dos décadas, ambos presidentes prometieron que el siglo XX sería “el siglo de China, de América Latina y de Brasil”.

Desde esa época hasta hoy, las relaciones chino – brasileñas han sido cada vez más estrechas. Tanto es así que en 2011 el volumen comercial bilateral llegó a un número 5.000 veces mayor que en la fase inicial (hace cuarenta años) y el intercambio comercial alcanzó 77.000 millones de dólares.

Para consolidar las relaciones, Hu Jintao visitó Brasil en 2010 y la presidenta brasileña Dilma Rousseff renovó la alianza bilateral con una visita en el 2011.

La celebración fue también apoyada por la Empresa Brasileña de Telégrafos, que emitió un sello conmemorativo de los 200 años de la inmigración china, que muestra a un dragón y un grupo de niños jugando con una pelota en Río de Janeiro.