Con gran éxito se llevó a cabo en La Plata (Argentina) el primer congreso latinoamericano de estudios chinos. El encuentro, organizado por el Instituto Confucio de la Universidad Nacional de La Plata, reunió a académicos y sinólogos de diez países de la región, que compartieron sus investigaciones sobre China. Una de sus organizadoras escribió para China Files sobre el ambicioso proyecto académico que busca impulsar nuestro conocimiento de China.
El I Congreso Latinoamericano de Estudios Chinos permitió que, por primera vez, especialistas e investigadores de la región pudiesen compartir su trabajo académico sobre China, así como lo que se está haciendo para mejorar el conocimiento del país asiático en nuestras instituciones educativas. Para hacer frente al gran desconocimiento que se tiene sobre China, tuvo un carácter gratuito y estuvo abierto para toda la comunidad, generando una oportunidad de mostrar el interés creciente del público general por la realidad dinámica de este país.
El evento académico reunió a traductores, profesores de chino y directivos de Institutos Confucio de varios países latinoamericanos, así como a investigadores de disciplinas que van de la economía a la historia y de la política a la antropología. El programa consistió en un día dedicado a la política y relaciones internacionales, y a economía y negocios con China, y otro a temas ligados a la sociedad, la lengua y la cultura china.
El Congreso comenzó en el Centro de Estudios Chinos (CECHINO) de La Plata, con un diálogo entre Song Xiaoping, vicepresidente del Instituto de América Latina de la Academia de Ciencias Sociales de China, y el profesor Victor Villafañe del Instituto Tecnológico de Monterrey, en México. Durante su conversación informal ambos expusieron su trayectoria sincrónica en los años setenta pero en regiones disímiles del mundo: el profesor Song atraído por el romanticismo de la Revolución Cubana, que lo llevó a estudiar su maestría en este país, y Villafañe encontrando dificultades en su acercamiento a China, en un contexto donde lo vinculado al comunismo era mal recibido. Al igual que otros especialistas formados en ese período, el académico mexicano viajó a Japón para hacer su maestría en las relaciones sino japonesas.
Los estudios chinos y su historia Cada país tiene una relación histórica particular con China, un hecho que explica que en Cuba se hubieran formado traductores y especialistas desde hace varias décadas, que en México exista el único doctorado en Estudios Chinos de la región -en el Colegio de México- y que Chile, por su relación estratégica con el Pacífico, tenga actualmente nueve veces más estudiantes becados en China que Argentina.
La profesora Maritza Cruz Ruiseco del Instituto Confucio de La Habana, que presenció la Revolución Cultural cuando estudiaba en la Universidad de Beijing en la década del setenta, contó cómo la intermitencia de las relaciones sino-cubanas hizo que por muchos años se dejara de enseñar chino en Cuba, pero que hoy el panorama ha cambiado con las estrechas relaciones entre los dos países.
Otros académicos abordaron en sus ponencias el tema de la inmigración china a América Latina, que permitió el surgimiento de figuras de la talla del artista surrealista cubano Wilfredo Lam. Tanto Yrmina Eng Menéndez, antropóloga de la Universidad de La Habana y descendiente de chinos que dirigió en los años noventa la reanimación del barrio chino de la capital cubana, como Mónica Cinco Basurto de la Universidad Autónoma de México describieron las peripecias historia de las migraciones chinas en sus países.
En el ámbito de la economía no faltaron certeros análisis sobre el comercio bilateral chino argentino de Gustavo Girado o controversias sobre los paraísos fiscales y el destino de las inversiones chinas en la región a cargo de Silvia Simonit.
Las artes también estuvieron presentes, con demonstraciones de pintura tradicional china a cargo de Carlo Gilardenghi, del Instituto Confucio de La Plata, y de caligrafía a cargo de Susan Hirata de la Universidad de Sao Paulo. Gilardenghi guió visualmente a los asistentes en la “representación mínima” que encontramos presente tanto en la pintura china como en la europea.
También hubo espacio para reflexionar sobre la percepción que se tiene en América Latina de China, ya que el imaginario y la relación entre ambas regiones siempre estuvieron signados por intermediarios y filtros. María Montt Strabuchi, directora del Instituto Confucio de Santiago, relevó 5000 artículos escritos durante los años cincuenta buscando profundizar en los estereotipos comunes en nuestra región y cómo hemos construido nuestra imagen de China releyendo la prensa y la visión europea y norteamericana.
Finalmente, no faltaron reflexiones en torno a la enseñanza del chino en América Latina. Varios expositores plantearon los problemas estructurales de la enseñanza del idioma chino en nuestra región: la baja frecuencia de horas semanales, la corta duración de los cursos, la falta de formación de los profesores, el escaso materia que existe y, finalmente, la ausencia de ambientes reales para practicarlo.
Al final, el Congreso permitió que surgiera un marco de reflexión común que permite la circulación de importantes trabajos académicos y comenzar a pensar en actividades conjuntas para los próximos años, incluyendo la continuidad del evento en otras ciudades latinoamericanas, el trabajo coordinado entre especialistas regionales y la creación de un foro virtual de estudios chinos.
Alejandra Conconi trabaja con los Institutos Confucio de La Plata y Buenos Aires y con la Escuela de Estudios Orientales de la Universidad del Salvador, en Argentina.