Hace un año Wu Bangguo, número cuatro del Comité Permanente del Politburó y presidente del Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional, anunció la consagración de un “sistema jurídico socialista con características chinas”. De esta sola declaración no pueden sacarse muchas conclusiones, por lo que cabe preguntarse de qué sistema estaríamos hablando. El propio Wu había señalado ya que China continuaría siguiendo las concepciones de Mao antes que de las de Montesquieu, y que dicho sistema no implicaría un reconocimiento del principio de la separación de poderes occidental. Por lo tanto, ¿cuáles son los valores o principios sobre los cuales descansa el sistema jurídico chino? ¿Qué implica en la práctica la adopción de un régimen de derecho “con características chinas”?
Con el objeto de poder responder a estas preguntas resulta esencial realizar un análisis de los acontecimientos que se han sucedido en los últimos meses en China, específicamente de aquellos ligados al escándalo de Bo Xilai y su familia. Esto debido a que las diferentes declaraciones del Partido Comunista han hecho hasta la fecha dan una serie de indicios sobre las aspiraciones de sus instituciones y sobre cuáles son los principios que éstas tendrían por finalidad.
La caída del entonces líder de Chongqing, seguida muy de cerca por toda la prensa internacional, ha obligado al PCC a realizar una serie de apariciones públicas de sus máximos líderes (especialmente del premier Wen Jiabao), seguidas de múltiples decisiones que dan cuenta de la importantísima transformación que China está viviendo en este momentos, no sólo en el ámbito económico sino que, a su vez, social como jurídico.
Innumerables han sido las instancias en que el premier Wen ha insistido en el compromiso de China con la lucha de la corrupción, la búsqueda de transparencia, responsabilidad, y consolidación de un estado de derecho.
Dichas declaraciones no han sido meras apariciones o intervenciones públicas aisladas, sino que, además, se han plasmado en documentos oficiales. En este sentido, es de vital importancia mencionar el artículo publicado en la revista de mayor autoridad e importancia de teoría política en China, llamada “Qiushi” (“búsqueda de la verdad”), y titulado: “Dejar que el poder sea ejercido bajo la luz del sol”.
En este texto, Wen Jiabao comienza haciendo una breve síntesis de lo que han sido los cambios que ha experimentado el gobierno, las incesantes batallas contra la corrupción, y las tareas que en este sentido serán implementadas durante el año 2012. Luego señala que es esencial y urgente que el gobierno esté al servicio de la gente, enfatizando que los principios de la lucha contra la corrupción y de un gobierno transparente, deben inspirar a la legislación en su conjunto, las distintas regulaciones, políticas económicas y sociales, y toda medida de reforma.
También hace un llamado a la necesidad de que el mecanismo de la “accountability” (“rendición de cuentas”) sea intensificado en el sistema político–jurídico chino, con el objeto de que el gobierno -en todos sus niveles- esté sujeto al más estricto control, supervisión e inspección, y que los distintos actores sean eventualmente responsables de los abusos de poder que cometan, situaciones que serán transparentadas ante la gente y los medios de comunicación cuanto antes.
En el caso de Bo Xilai, podemos ver que todas las declaraciones realizadas por Wen se han cumplido perfectamente. La caída de uno de los mayores candidatos a ocupar un puesto del Comité Permanente del Politburó -así como la de toda su familia, su eventual responsabilidad jurídica y la transparencia con que ha sido tratado el escándalo en los medios de comunicación- dan cuenta de la profunda transformación que China está viviendo actualmente. Y que paradójicamente ha nacido del seno del mismo Partido, que ha sido extremadamente hábil para escuchar las exigencias de la sociedad china, cuya sofisticación e instrucción está avanzando a pasos agigantados.
Es ahora cuando podemos esbozar una respuesta a la pregunta que anteriormente nos hacíamos. ¿Cuáles son entonces los valores que inspiran al sistema jurídico “con características chinas”? Ellos no son otros que:
1. Transparencia
El PCC ya no se trata de un órgano hermético, separado de la sociedad, sino que empieza a constituirse en un cuerpo conectado a ella, cuyas demandas y necesidades son canalizadas rápidamente para dar satisfacción a ellas. Todo lo anterior a través de procesos conocidos por todos, es decir, públicos.
2. Control
Como Wen reiteradamente lo ha dicho, el sistema actual no garantiza la impunidad de ningún actor. Todos, sin excepción alguna, y sin importar su posición, son sujetos susceptibles de ser fiscalizados, y sometidos a las reglas del estado de derecho.
3. Responsabilidad
Para hacer efectivo el control, es necesario que quien ha infringido el ordenamiento jurídico responda por dicho evento, ya sea política, disciplinaria, penal o pecuniariamente. En definitiva, la responsabilidad es un principio que logra darle vida al control, sin el cual este último no pasa de ser una mera declaración inerte.
A pesar que aún quedan muchísimos temas pendientes y situaciones que deben corregirse y perfeccionarse, la transformación jurídico-social que China está actualmente viviendo, da cuenta del acercamiento que se está produciendo entre ésta y Occidente.
Y, si bien probablemente no se reemplace a Mao por Montesquieu, es innegable que al menos están pensando en asegurar que se estrechen la mano.
Ignacio Tornero Ochagavía es egresado de Derecho de la Pontificia Universidad Católica de Chile y ex alumno de la Universidad de Nanjing en China.
[Foto cortesía de Carsten Ullrich]
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